Mujer
Guinea dispone de un amplio compendio jurídico que garantiza el principio de igualdad entre hombres y mujeres. El país también ha ratificado legalmente los principales instrumentos internacionales y regionales relativos a los derechos de las mujeres. Sin embargo, la discriminación de las mujeres, la violencia de género y los estereotipos sexistas están extendidos.
La proporción de mujeres (edad: 15-49) víctimas de violencia física y/o sexual fue de 72,3 en 2018 y de 73 en 2017. La desconfianza en la justicia deja sin reparación estos delitos, máxime si son cometidos por parientes cercanos u hombres de posición social alta, quienes sólo excepcionalmente son denunciados.
Los matrimonios infantiles, precoces y forzados (el porcentaje de mujeres de entre 20 y 24 años que se casaron por primera vez o mantenían una unión de hecho antes de los 18 años, era, en 2018, del 51%), siguen siendo una expresión extendida de violencia hacia las niñas y jóvenes. La mortalidad materna (por cada cien mil nacidos vivos), en 2017, fue de 576.
La mutilación genital femenina, aunque prohibida, afecta al 95% de las niñas y mujeres de 15 a 49 años —dato de 2019— con tasa de prevalencia similar en entornos urbanos y rurales. La oposición a esta forma de violencia va en aumento en Guinea, pero aun no llega al 26% de las mujeres adultas y jóvenes y al 33% de los hombres adultos y jóvenes (de 15 a 49 años) que consideran que esta práctica debe erradicarse (UNFPA, 2020). La mutilación genital femenina aumenta, además, el riesgo de infección por VIH, porque se comparten instrumentos no esterilizados.
También el delito de trata está extendido. Guinea es país de origen, tránsito y, en menor medida, de destino de hombres, mujeres, niñas y niños sometidos a trabajos forzosos y a la trata con fines sexuales. La mayoría de las víctimas son menores guineanos. Las niñas y mujeres son sometidas a servidumbre doméstica, a explotación sexual y a tráfico sexual en África occidental, Oriente Medio, Estados Unidos y, cada vez más, en Europa. Por su parte, los niños se ven obligados a mendigar o a trabajar como vendedores ambulantes, en plantaciones de cacao, anacardos o café, o en la minería.
La poligamia está generalizada, aunque no es sistemática. Desde la modificación del Código Civil del 09/05/2019 —conseguida tras un impulso largo pero constante de la mujeres parlamentarias de los diferentes partidos políticos—, un hombre sólo podrá casarse con una segunda esposa si su primera esposa da su consentimiento (lo que podría llegar a convertir la poligamia en la excepción).
Las mujeres pueden votar y ser electas desde 1958.
En 2019, Guinea aprobó la «Ley de Paridad», modificando así la Ley L/2010/CNT de 22 de abril de 2010 que establecía una cuota preceptiva del 30% en las listas nacionales de los partidos políticos para las elecciones legislativas. A partir de la entrada en vigor de dicha Ley, estas listas deben estar conformadas por un 50% de mujeres. La cuota afecta a dos tercios (76) de los 114 escaños elegidos por el sistema de representación proporcional (el tercio restante se elige por el sistema de mayoría de votos).
Esta «Ley de Paridad» se ha venido elaborando —y discutiendo— desde las elecciones legislativas de 2013, en las que las mujeres — que representaban el 51,7% de la población y el 50,8% de los votantes— obtuvieron sólo 25 escaños (21,93%) del total de los 114 escaños de la Asamblea Nacional. A pesar de estos avances en la igualdad de mujeres y hombres, en marzo de 2020, en las polémicas elecciones legislativas (boicoteadas por la oposición), las mujeres sólo han cubierto 19 escaños (el 17%).