Malabo Blues: El desafío de escribir en español en África

César Mba Abogo es un poeta que tiene dos grandes ambiciones: usar su obra para preservar para las generaciones futuras la imagen de una ciudad que se está transformando a una velocidad deslumbradora y construir la primera librería de Guinea Ecuatorial.

 

El país hispanohablante -relativamente poco conocido- en la costa occidental de África Central era uno de los más pobres de la región pero ha experimentado enormes cambios desde que se descubrió petróleo a mediados de la década de 1990.

 

Nuevos edificios están apareciendo por todas partes, mientras que algunos antiguos y bellos son destruidos; la calidad de las carreteras le podría hacer pensar a uno que está en Francia o en Suiza y las omnipresentes cámaras de seguridad en Malabo, la capital, le podrían recordar a Londres.

 

A pesar de las frecuentes acusaciones en el extranjero de violaciones de los derechos humanos y corrupción en la ex colonia española, muchos jóvenes están regresando del exilio para beneficiarse de la economía en auge y ayudar a reconstruir su nación.

 

Se cree que casi un tercio de la población fue asesinada u obligada a abandonar el país en los diez años de terror que siguieron a la independencia en 1968, cuando un presidente electo, Francisco Macías Nguema, se convirtió en un líder despiadado.

 

Algunos regresaron y muchos otros se fueron cuando Macías fue derrocado en 1979 por uno de sus sobrinos, el actual presidente Teodoro Obiang Nguema Mbasogo.

 

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Mba se mudó a Europa cuando tenía 17 años y volvió a Guinea Ecuatorial hace cuatro años y medio. Ahora tiene 33.

 

"Regresé porque vi que podía tener más oportunidades en mi país que en España, donde estaba en ese momento", le dijo a BBC África, en su casa en el centro de Malabo.

 

"Y regresé porque como escritor, como poeta, me di cuenta de que no era capaz de explicar muy bien mi identidad. Yo estaba en España escribiendo sobre lo que es ser africano en Europa, pero en un momento dado estaba completamente contaminado por ese entorno europeo".

 

"Yo decía que era africano pero mi situación era muy diferente de la de los africanos que veía en Barcelona, los que habían llegado de Mali o Senegal. Yo era negro, guineano, africano, pero en un momento dado estaba integrado en la sociedad española".

Un país con pocos libros

Mba, quien es economista de profesión, ahora trabaja para el ministerio de Minas, Industria y Energía y enseña economía de los recursos naturales en la universidad nacional.

 

Yo ya tenía treinta años y no tenía a nadie a quién preguntarle: ¿Cómo pasa el tiempo? Mis elecciones me habían dejado hablando solo, vivía en un harén de sombras y recuerdos. Por las noches, salía a contemplar el interior de Malabo, la ciudad remordida, la ciudad heroica. Yo conocí a la madre de todos los poetas de Malabo. Ella me dijo: "Pas quitte moi a terre", pero yo lo hice, la dejé al borde del camino, seguí mi viaje al fin de la noche, solo, con la espuma de mis veinte años congelada en los labios. Para consolarme, yo me decía: "En la poesía no hay final feliz, es la otra Ilíada, se va y no se vuelve."

 

"Algo que me impresionó mucho fue que mis estudiantes, que quieren ser economistas, cuando supieron que era escritor vinieron a hablarme de diferentes autores de Guinea Ecuatorial y de mis libros también y querían leerlos", dijo.

 

Sin embargo, encontrar obras literarias en el país todavía es difícil ya que no hay librerías en Malabo, situada en la isla de Bioko, o en Bata, la ciudad principal de la parte continental.

 

Los que pueden, bajan libros de internet, los traen desde el extranjero o los leen en la recién inaugurada biblioteca nacional o en el centro cultural español o el francés.

 

Cuando visité la biblioteca nacional, sólo había dos lectores. La institución tiene algunos kioscos en Malabo y Bata donde se venden libros pero la selección es mínima.

 

También hay un nuevo centro cultural ecuatoguineano en Malabo pero, lamentablemente, no parece recibir la adecuada atención de las autoridades y está virtualmente vacío.

 

Mba, que ama los libros y el conocimiento, ha decidido que es hora de que Malabo tenga una librería y está construyendo una.

 

Como me dijo, él y sus amigos no se quedan con los brazos cruzados a la espera de que las cosas cambien por sí solas.

Malabo moderno

Rutas modernas, edificios nuevos y la electricidad están cambiando el rostro de Malabo.

 

En un texto muy conmovedor, llamado "(La construcción) de la memoria del petróleo", el poeta escribe:

 

"La historia de Guinea Ecuatorial es tan trágica que muchos testigos, verdugos y víctimas, juegan a los cíclopes para no tener que mirarse de cerca. Juegan incansablemente, hacen mala memoria en voz alta, codifican la geometría de los suspiros de Guinea Ecuatorial para construir un paisaje sin preguntas y un futuro solo apto para supervivientes".

 

Pero plantea que la verdadera tragedia del país y sus poetas no es su historia sino su soledad. Le pregunté por qué.

 

"En mi primer libro, El Portador de Marlow, tengo un poema que se llama ‘Las soledades del poeta’ y lo primero que descubrí cuando regresé a Malabo fue, digamos, la fuente de esa soledad porque Guinea Ecuatorial es un lugar único en el mundo", me dijo.

 

"Estamos en África, hablamos español en un continente donde ningún otro país lo habla, tenemos una historia muy compleja con España, hemos sufrido experiencias muy dramáticas en nuestra historia y la gente no conoce a Guinea Ecuatorial".

 

"Ahora con el petróleo, con el dinero, todo el mundo habla de Guinea Ecuatorial pero realmente no la conocen y creo que el papel de los artistas, de los escritores, de los poetas es escribir sobre nosotros mismos, sobre quiénes somos".

 

"Regresé porque vi que podía tener más oportunidades en mi país que en España, donde estaba en ese momento. Y porque como escritor, como poeta, me di cuenta de que no era capaz de explicar muy bien mi identidad"

 

César Mba, poeta

Mba -a quien le gustan escritores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, César Vallejo y, sobre todo, el novelista y poeta chileno Roberto Bolaño- está convencido de que, desde el punto de vista artístico, a Guinea Ecuatorial le iría mucho mejor si se acercara más a América Latina, con la mayoría de la cual comparte el idioma español y un pasado colonial similar.

 

"Podemos poner fin a nuestra soledad mirando a América Latina y facilitando que América Latina nos vea a nosotros".

 

"El año pasado estuve en un festival literario en Puerto Rico y allí los niños cantan una canción sobre Fernando Po, una isla en África. En su imaginario cultural tienen referencias a Fernando Po y Santa Isabel. Tenemos que buscar una manera de acercarnos de verdad para que sepan que Fernando Po es ahora Bioko y Santa Isabel es Malabo", dijo.

 

Después de todo, como él menciona en uno de sus textos, Fernado Po fue -por lo menos nominalmente- gobernada desde Buenos Aires a finales del Siglo XVIII, como parte del virreinato español del Río de la Plata.

 

De una forma muy consciente, Mba está escribiendo para el futuro.

 

Dice que, en los momentos más difíciles del pasado, había escritores que estaban documentando lo que él llama la memoria del silencio y que su generación tiene ahora que escribir la memoria del auge petrolero.

 

"Tenemos que captar la realidad y escribir de una manera tal que, dentro de dos décadas, puedan comprender, leyéndonos, cómo era la época en que estamos viviendo", dijo.

 

"No vivo en el pasado pero eso no quiere decir que no lo tenga en cuenta. Lo tengo pero creo que es hora de avanzar".

 

Y así el poeta recorre su querida Malabo y, mientras observa la ciudad que cambia, toma notas mentales.

 

"En un lugar como Malabo hay personajes en todas partes. La propia ciudad es un personaje, los habitantes de la ciudad son personajes", me dijo.

 

En su libro más reciente, Malabo Blues, les da voz a muchos de ellos.

 

"Eso ha cambiado, y el que no lo ve es porque no quiere. Vivimos en una democracia, pero que nadie espere que nuestra democracia tenga los mismos rasgos que la democracia de Berlusconi. Nuestra democracia es lo que necesitamos, al menos por ahora, el futuro ya dirá", dice uno de sus personajes, Protasio Nguema Bocheku.

 

"A los enemigos de Guinea Ecuatorial les fastidia ver que este país, sin ayuda de nadie, ha emprendido solito el camino hacia la modernidad, se han cometido muchos errores y seguramente se cometerán más, pero por Dios que hay que ser honestos y aplaudir a Guinea Ecuatorial", continúa.

 

El narrador, un escritor que como Mba ha regresado del exilio, concuerda en que se están experimentando cambios y dice que espera que algún día beneficien a todos pero, evitando sonar demasiado optimista, añade que con el tiempo se despejan todas las dudas.

 

"¿Ha cambiado su escritura desde que regresó?", le pregunté al poeta.

 

"Por supuesto. Me parece que he madurado un poquito más porque ahora no tengo tantas contradicciones como antes. Por eso creo que he evolucionado en la dirección correcta".

 

Vía | BBC Mundo

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