Los rebeldes se muestran incapaces de tomar Sirte sin ayuda internacional

Intervención aliada en Libia
La ausencia de bombardeos aliados permite a las tropas de Gadafi recuperar terreno. -Continúan los ataques sobre Trípoli y el ensañamiento del régimen con Misrata. Las fuerzas de Gadafi desmontan la ofensiva rebelde sobre Sirte

J. M. MUÑOZ / Á. DE CÓZAR | Bengasi / Trípoli
En Trípoli la secuencia cada día al atardecer es parecida: después de que los cazas atraviesen el cielo dejando un rastro visible, suenan las explosiones. Más tarde, las baterías antiaéreas. Luego, ambulancias y camiones de bomberos. Por último, los seguidores de Gadafi vuelven a hacer ruido y el cielo se ilumina otra vez, en esta ocasión con las luces de los fuegos artificiales, una manera de manifestar su desprecio a los ataques de la coalición. Una noche más, este martes las bombas han castigado a la capital y sus alrededores, principalmente el distrito de Tajura (en donde hay una base militar) y la zona de Bab el Aziziya, el cuartel general del coronel.

 

Sin tampoco decir que es lo que ha decidido hacer, el presidente de EE UU, Barack Obama, se mostró ayer dispuesto a armar a los rebeldes que luchan contra Gadafi. La dependencia de la ayuda aliada que muestran los insurgentes resulta cada vez más acusada. Por eso no extraña que mientras la coalición internacional se centra en advertir al dictador libio que no aflojará la presión para aislarle y forzar su salida, las tropas del coronel estén consiguiendo contener a los rebeldes en su asalto a Sirte. En las últimas horas el ejército gadafista incluso ha retomado la iniciativa obligando a los insurgentes a retroceder hacia sus posiciones en la ciudad de Bin Yauad, según han informado a Reuters fuentes opositoras.

The New York Times explica que la ausencia de ataques aliados el martes en la zona ha permitido a las fuerzas gadafistas llegar a las afueras de Ras Lanuf, al este de Bin Yauad (a unos 150 kilómetros de Sirte, el emplazamiento desde el que los rebeldes lanzan sus ofensivas), y comenzar a bombardearla, principalmente desde el mar. Los militares occidentales explican esta falta de iniciativa argumentando que, teóricamente, solo pueden atacar a las fuerzas del régimen si estas amenazan la vida de civiles; pero, sin apoyo, los rebeldes languidecen.

En función de si cuentan con apoyo internacional desde el cielo, los rebeldes recorren en uno u otro sentido la carretera que comunica Sirte y Ben Yaud: a veces persiguiendo a las tropas de Gadafi, a veces huyendo de ellas a toda prisa. "Ésta es una carretera problemática", ha reconocido Hamad al Awani, un oficial de 28 años de edad que aparentemente comanda al grupo. Según sus declaraciones, las fuerzas de Gadafi han utilizaron cohetes, granadas de propulsión y armas de medio calibre para rechazarles en su última aproximación a Sirte.

Sirte se ha convertido en el nudo gordiano del conflicto libio. Se trata de una ciudad estratégica del centro del país que alberga una importante base militar, además de ser la localidad natal de Gadafi. Sus habitantes apoyan al mandatario, y eso ha convertido su toma en un ejercicio particularmente complicado. La conquista de Sirte despejaría el camino hacia Misrata, una ciudad de 300.000 habitantes que padece un cruel asedio de las fuerzas de Gadafi y de los francotiradores desde hace 40 días. Un médico del hospital de la ciudad ha asegurado que 124 personas han muerto y otras 1.400 han resultado heridas desde que se inició la ofensiva de Gadafi sobre el enclave.

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