Vivimos en un mundo desigual. La desigualdad siempre ha caracterizado nuestra forma de vida, pero es ahora cuando se hace más notoria incluso en aspectos de los que depende la vida.
En la Tierra hay suficiente cantidad de agua para toda la humanidad, pero la mitad de esta no tiene acceso a su consumo. Se estima que una persona está en el umbral de la pobreza del agua entre los 50 y los 20 litros diarios por persona. Algunos países como Mozambique se encuentran muy por debajo de este umbral (cinco litros/día), mientras que otros como Estados Unidos lo superan con creces (575 litros diarios). Si la situación sigue como hasta ahora, según un informe de la Organización Mundial de la Salud, para 2025 habrá 2.800 millones de personas en todo el mundo sin acceso a agua potable.
Se está privando a casi la mitad de la población mundial de un elemento tan esencial e importante como es el agua, necesaria para muchos de nuestros procesos biológicos. Mientras a unos les sobra, otros no tienen para sobrevivir. No debemos quedarnos de brazos cruzados, como venimos haciendo. La solución es luchar para acabar con esta desigualdad y permitir que, por fin, este sea un mundo justo y un lugar donde los derechos de todos sean respetados.— Elena Gómez Bayona.