El FAD (Fondo de Ayuda al Desarrollo)

Ante la obra de Miguel Barceló en la sala de los Derechos Humanos en la sede de las Naciones Unidas en Ginebra los partidos políticos, medios de comunicación y ONG se echaron encima del Gobierno por destinar a un artista millonario tanto dinero que debía usarse para erradicar la pobreza. De nada sirvió que el Gobierno se excusara y demostrara que una cosa es el FAD (Fondo de Ayuda al Desarrollo) y otra, bien distinta, la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), el famoso y nunca cumplido fondo solidario del 0,7% del PIB que los Gobiernos de la OCDE se comprometieron a alcanzar.
El Congreso dio un ultimátum al gobierno: o remodelaba la estructura del fondo para evitar estas bochornosas circunstancias o lo hacía la Cámara. De esta forma, el Consejo de Ministros aprobó la semana pasada la creación de dos fondos. El Fonprode (Fondo para la promoción del Desarrollo) que estará exclusivamente destinado a erradicar la pobreza y el Fiem (Fondo para la Internalización de las Empresas), a financiar compañías españolas para expandirse hacía los países del Sur.
El primero “el Fonprode” dependerá exclusivamente del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, mientras que el segundo “el Fiem” lo dirigirá el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
En realidad, los dos fondos existían ya de forma subliminal desde hace años, porque los Presupuestos del Estadio indicaban qué cuantía recibía cada uno de estos tipos (Barceló cobraría del nuevo Fiem), pero era, según fuentes gubernamentales, demasiado difícil de explicar. Y acaban acarreando polémicas pictóricas.
No se puede ocultar que el Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD) viene acumulando cierta mala fama. España ha dado créditos tan contradictorios con su nombre como los siguientes: concesión a Somalia de 7,5 millones de euros para financiar la compra de 215 camiones militares; un prestamos de más de 5 millones para la compra de cuatro aviones y 62 vehículos militares a Angola cuando su gobierno libra una guerra interna por las minas de diamantes; o la rehabilitación de un hotel de lujo en Chad, uno de los 10 países menos desarrollados del mundo. Y todos los créditos siguen pendientes de cobro.
Estos casos vienen de lejos, pero la obra del pintor Miguel Barceló en la cúpula de la sede de las Naciones Unidas. En 2008 salieron del FAD 500.000 € para su subvención lo que daño la sensibilidad del contribuyente español.
Según nuestro parecer el nuevo modelo creado no cumple con los tres requisitos que debe tener la cooperación: eficacia, coherencia y transparencia. “Lo único que hace la nueva ley es distinguir dos instrumentos sobre el papel, pero no apunta la superación total entre la cooperación española y la financiación a empresas”. Todas las aportaciones del Fonprode son no reembolsables, es decir, que no pueden ser en forma de crédito, menos uno de sus instrumentos, las aportaciones a micro finanzas, que sí contemplan la concesión de créditos. Muchos de estos micro créditos se dan a países pobres muy endeudados, con los que hay el compromiso de no endeudar más. Y así se va en contra del compromiso.
Bajo el nombre del FAD, más allá de los ejemplos expuestos arriba, se han financiado hospitales en África que luego carecían de equipamiento o médicos o una planta de agua en El Salvador que fue inaugurada sin estar terminada. Y a fecha de hoy todavía no lo está.
 

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