Las proyecciones de crecimiento para las economías emergentes de África han sido revisadas a la baja por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 0,3 puntos porcentuales en 2009, mientras que las correspondientes a 2010 en general no han variado.
Así se desprende de la última actualización de las ‘Perspectivas de la economía mundial’ elaborada por el Fondo, en la que se subraya que el debilitamiento del comercio mundial perjudicó al continente africano más de lo que se había previsto.
La economía mundial está empezando a salir de una recesión sin precedentes en la era posterior a la segunda guerra mundial, pero la estabilización es desigual y se prevé que la recuperación será lenta. Ahora se proyecta que en 2009–1010 el crecimiento económico será ½ punto porcentual mayor que lo previsto en la edición de abril de 2009 de Perspectivas de la economía mundial, y alcanzará el 2,5% en 2010.
Las condiciones financieras han mejorado más de lo esperado, sobre todo gracias a la intervención pública, y los datos recientes indican que el ritmo de contracción de la actividad económica está moderándose, aunque en distinto grado en las diferentes regiones.
Pese a estos hechos positivos, la recesión mundial no ha terminado, y se sigue previendo una recuperación lenta, dadas la persistencia de fallas en los sistemas financieros, la disminución gradual del apoyo proporcionado por las políticas públicas y la reactivación del ahorro de los hogares en los países en que los precios de los activos se desplomaron.
La prioridad primordial en materia de políticas sigue siendo el restablecimiento de la salud del sector financiero. Es necesario seguir brindando apoyo mediante las políticas macroeconómicas, y a la vez preparar el camino para retirar de manera ordenada los niveles extraordinarios de intervención pública.
Al mismo tiempo, dadas las débiles perspectivas de la demanda interna en varios países con déficits en cuenta corriente, entre ellos Estados Unidos, las políticas tienen que sostener una demanda más vigorosa en ciertos países clave que presentan superávits.
El informe recomienda que, en las economías emergentes, la política macroeconómica tiene que encontrar un equilibrio entre la necesidad de apoyar la demanda y el riesgo de exacerbar las salidas de capital y menoscabar la sostenibilidad fiscal. A tales efectos, en los casos en que las presiones inflacionarias estén menguando, los bancos centrales deberían reducir sus tasas de política monetaria con cautela para evitar un ajuste desordenado de los tipos de cambio y salidas masivas de capital.
Las economías emergentes también tienen que evaluar la solidez de sus sistemas bancarios, sobre todo en los casos en que segmentos importantes del sector empresarial enfrentan dificultades a la hora de efectuar pagos, por ejemplo, debido a una disminución drástica de los ingresos provenientes de las exportaciones y una pérdida de financiamiento externo, cita el FMI