La epidemia de cólera en Sierra Leona, la peor en cuarenta años, se ha estabilizado pero debe mantenerse el control por el riesgo de nuevos brotes en el país y por la posibilidad de que se expanda a las naciones vecinas.
Así lo alertaron hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR) que trabajan intensamente en el país africano para intentar evitar la propagación de la enfermedad.
"En Freetown (la capital) podemos decir que la situación está controlada, el problema ahora recae en las zonas rurales, donde el control es más difícil, y sobre todo nuestra preocupación es que la enfermedad de extienda hacia el sur y llegue a Liberia", señaló en rueda de prensa Amanda McClelland, responsable de emergencias de salud de la FICR.
El problema principal de Sierra Leona es que "el sistema de salud es extremadamente débil", según William Augusto Perea Caro, coordinador de Enfermedades Epidémicas de la OMS.
Por ello, las dos organizaciones han desplegado una gran operación para ayudar a las autoridades a curar a los enfermos y a evitar los contagios.
La OMS ha puesto a disposición 1,2 millones de dólares y la Federación ha solicitado 2,7 millones de dólares para esta emergencia, y enfocan sus esfuerzos en formar al personal sanitario local para detectar, controlar, aislar y cuidar de los contagiados con el cólera, y en distribuir material sanitario básico del que carecen la mayoría de los centros de atención médica rurales.
"Los recursos del ministerio de Salud están totalmente desbordados por esta epidemia", afirmó Perea, quien recordó que en Sierra Leona hay un hospital por cada 100.000 habitantes, y un médico por cada 18.000 habitantes.
El actual brote comenzó en febrero y hasta la fecha ha infectado a 18.900 personas y ha causado la muerte de 273, con lo que se ha convertido en la mayor epidemia de este año en África.
Unas cifras que no se veían desde la epidemia de 1970-1971, a pesar de que el cólera es endémico en el país, y de media en los últimos seis años ha habido unos 2.000 casos.
"Uno de los problemas ha sido, precisamente, estos cuatro-seis años, en los que el aumento de la población de Freetown a causa de la inmigración interna ha hecho que los ya precarios y casi inexistentes sistemas de agua potable y saneamiento hayan quedado desbordados", explicó McClelland.
"Y no hay que olvidar que los barrios de barracas en Freetown están construidos en las laderas de las colinas, con lo que cuando llueve, el agua arrastra todo lo que encuentra ladera abajo, con las consecuencias higiénicas y de contaminación que se pueden imaginar", agregó.
No obstante, Perea recordó que las tasas de mortalidad por la epidemia de cólera son ahora del 0,5 por ciento, mientras que hace sólo unas semanas eran del 5 por ciento.
Y a pesar de que en octubre aún puede llover, lo que incrementa los factores de riesgo, la estación de las lluvias está a punto de terminar, por lo que es relativamente optimista de que la situación mejore a medio plazo.
Vía | EFE