El ciberactivismo político en Costa de Marfil está vivo, coleante y goza de una salud envidiable. Así lo demuestra la actividad incesante de grupos de ciberactivistas en las diferentes redes sociales, una actividad en la que destaca la de tres jóvenes exiliados que se han convertido en referencia tanto para la diáspora como para los marfileños que siguen en el país: Steve Beko, Chris Erin y Claudus Kouadio.
Cada uno de ellos tiene su propio perfil diferenciado, su área de especialización e incluso su misión, complementaria con la de los otros. Les une el haber nacido en los ochenta, su situación de exiliados y su deseo de regresar a Costa de Marfil un día, pero también la empresa de “lavar” el nombre de su país y de quien consideran su primer y último presidente democrático: Laurent Gbagbo. Además, les junta su lucha contra el régimen de Alassane Dramane Ouattara, actual presidente del país, a quien califican de marioneta impuesta por Francia y de dictador.
Steve Beko es el más joven de los tres y probablemente el más conocido. Delgado, de voz suave y gestos precisos, casi didácticos, tiene el perfil más político. Se adivina en él a un líder natural, al intelectual que va a regresar tarde o temprano a su tierra para ejercer responsabilidades en un partido. Acaba de publicar con L’Harmattan el libro en el que explica cómo se exilió y se convirtió en ciberactivista. Vive conectado a internet las 24 horas y no desaprovecha ninguna ocasión para hablar de las últimas noticias que llegan de su país, empezando por el último informe de Naciones Unidas sobre las redes criminales de los rebeldes que comenzaron la guerra en 2002 y que continúan con sus actividades delictivas en el seno del gobierno de Costa de Marfil once años más tarde, con total impunidad.
Un informe que coincide, además, con la aparición en la portada de la revista marfileña Life de Wattao, uno de los ex señores de la guerra denunciados por Amnistía Internacional, Human Rights Watch e International Crisis Group, reconvertido en uno de los hombres más ricos del país. Wattao luce en esa portada polo de Lacoste, huski y un brazalete que, según el ciberactivismo marfileño pro-Gbagbo en peso, arrebató al ex presidente marfileño el día de su captura en el Palacio Presidencial, hace ya dos años.
El informe de la ONU sigue a uno de Amnistía que denuncia la justicia de los vencedores y la impunidad total en la que viven gente como Wattao y otros líderes de la rebelión acusados de crímenes contra la humanidad que se remontan a 2002, mientras los partidarios del presidente depuesto, Laurent Gbagbo, sufren la persecución política. Human Rights Watch acaba de sacar otro en la misma línea.