El Correo, 16 de Septiembre- Parecía que el hacha de guerra estaba enterrada, pero las suspicacias siguen a flor de piel. La polémica sobre Ceuta y Melilla se ha reabierto con la visita que el líder del Partido Popular realiza hoy a esta última ciudad autónoma, viaje que el primer ministro marroquí ha calificado de «provocador» y que constituye «una ofensa a la dignidad y al sentimiento nacional».
Abás el Fassi envió ayer una carta al líder de la oposición española en la que asegura que su visita es «una ofensa a los sentimientos profundamente arraigados» del pueblo alauita. La misiva, de la que se ha hecho eco la agencia marroquí MAP, está firmada por el primer ministro, aunque lo hace en calidad de secretario general del partido Istiqlal.
Las críticas de El Fassi llegan tres semanas después de que se diera por cerrada la crisis bilateral vivida este verano en torno a la frontera de Melilla. La visita que realizó el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a Rabat el pasado 23 de agosto escenificó la reconciliación y, desde entonces, ambos gobiernos han repetido machaconamente que las relaciones son «excelentes».
En la carta hecha pública ayer, el primer ministro advierte de que el viaje de Rajoy al «presidio ocupado de Melilla», como Marruecos denomina a los territorios españoles en el norte de África, «no hará sino empañar el clima cordial que prevalece entre los dos países». La presencia del presidente del PP en la ciudad autónoma contrasta, según El Fassi, con el espíritu de amistad y los principios de buena vecindad y de respeto mutuo, así como con «las relaciones francas y sinceras de los dos reinos, Marruecos y España».
Abás el Fassi ya sacó a relucir el tema de Ceuta y Melilla el pasado mayo en un discurso ante la Cámara de los Representantes, aunque aquella vez lo hizo en calidad de primer ministro. Entonces, reclamó a España que iniciara un «diálogo» con Rabat para poner fin a la «ocupación» de Ceuta y Melilla, algo que vuelve a pedir en la carta dirigida a Rajoy.
La visita del líder del PP sigue a la que ya realizó el ex presidente José María Aznar, antecesor de Rajoy, a la ciudad autónoma en plena crisis. El viaje fue vilipendiado por la prensa populista marroquí y criticado por el Gobierno magrebí, que consideró que se trataba de una «interferencia» en las relaciones bilaterales.
El PP declinó ayer valorar las críticas -intensificadas en parte porque el viaje a la ciudad autónoma tiene lugar un día antes de que se conmemoren los 513 años de su españolidad- y el propio Rajoy decidió no darse por aludido y mantener su agenda. Ésta incluye un paseo por el centro urbano y una reunión con el Consejo de Gobierno de Melilla, presidido por el popular Juan José Imbroda.
La dirección nacional del PP no había previsto la presencia de su jefe de filas en la frontera, donde un grupo de activistas del país vecino han convocado una concentración. El Gobierno trató ayer de evitar que la polémica desatada por los incidentes de Melilla el mes pasado -a raíz de las acusaciones de «racismo» contra la Policía española- vuelva a inflarse y optó por guardar silencio. Ahora, cruza los dedos para que las autoridades alauitas no encuentren en algún comentario de Mariano Rajoy excusa suficiente para avivar el asunto. De hecho, aunque desde el Ejecutivo y el PSOE se defendió que el presidente del PP es «libre» de viajar a donde considere oportuno, también se dejó caer extraoficialmente que esperan que el primer partido de la oposición no juegue a crear desestabilización ni tensiones.
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