El Correo, 23 de Septiembre- Tres días, 140 discursos, muchas promesas, pero una realidad que solo la canciller alemana, Angela Merkel, se atrevió a pronunciar: «Desafortunadamente, hoy tenemos que admitir que no lograremos cumplir los Objetivos del Milenio para 2015». Un vaticinio que los líderes del mundo intentaron suavizar ayer con nuevas promesas e inyecciones económicas.
La propuesta con más ceros es la del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que en el último día de la cumbre lanzó una estrategia global de unos 30.000 millones de euros para salvar las vidas de 16 millones de mujeres y niños en los próximos cinco años. La cifra supone casi la mitad de los fondos que se estiman necesarios para cumplir las metas de salud de madres y niños para el 2015.
El plan de Naciones Unidas identifica cambios políticos y financieros para mejorar la atención sanitaria, con lo que espera salvar en los próximos cuatro años a 15 millones de niños menores de 5 años, 744.000 mujeres y evitar 33 millones de embarazos indeseados. Suena muy bien, pero basta leer las reacciones de las ONG para entender que el anuncio puede ser apenas un maquillaje de números que cambie partidas de sitio.
«Hemos aprendido a ser escépticos con los grandes anuncios de las cumbres y a preguntarnos cuánto de ese dinero va a ser nuevo», explicó la portavoz de Intermon Oxfam, Emma Seery. La misma ONG celebró el lunes el anuncio del Banco Mundial de invertir 560 millones de euros en educación, aunque lo calificó de «una gota en el océano». Mayor ilusión mostró esta y otras organizaciones ante las promesas de varios países de mantener su compromiso de alcanzar la meta de destinar el 0,7% del PIB al Tercer Mundo para 2015, entre ellos nuestro país.
Impuesto contra el déficit
España se sumó también a la iniciativa de Sarkozy de gravar las transacciones financieras internacionales con un impuesto especial que sirva para cubrir el déficit que enfrenta la financiación de los Objetivos del Milenio. Una de las propuestas más aplaudidas que, sin embargo, había tropezado con la oposición de potencias tan claves como Estados Unidos. El consejero adjunto de Seguridad Nacional para Asuntos Económicos Internacionales de la Casa Blanca, Michael Froman, explicó ayer a este periódico que «no es algo que hayamos apoyado públicamente hasta ahora» porque EE UU «está involucrado en negociaciones con el G-20 y otros países para encontrar fórmulas de financiación alternativa».
Barack Obama afirmó ayer que la lucha contra la pobreza y el hambre mundial «no son sólo una cuestión moral sino un imperativo estratégico y económico». Al cerrar la cumbre, el mandatario anunció el primer Plan de Política de Desarrollo Global y prometió que su país «será un líder global del desarrollo en el siglo XXI». Para ello ha instruido a su secretaria de Estado, Hillary Clinton, para que fortalezca y coordine los esfuerzos de desarrollo.
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