La representante especial de la ONU y jefa de la misión del organismo en Sudán del Sur, Hilde Johnson, alertó hoy de la "importante escalada de la violencia" que vive el estado sursudanés de Jonglei, en donde la última semana han muerto al menos 200 personas en enfrentamientos tribales.
"Jonglei vive en estos momentos la mayor situación de violencia en los últimos años, de una escala mucho mayor a la vivida en 2009 y 2010", aseguró Johnson a la salida de la reunión a puerta cerrada que mantuvo con el Consejo de Seguridad en la sede central de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York.
La jefa de la misión de paz en Sudán del Sur (Unmiss) señaló que parte de la sesión del Consejo se centró en esa escalada de la violencia en esa zona del país más joven de África, donde se vive un conflicto "muy difícil de resolver" por las "numerosas" ramificaciones que presenta.
Johnson reconoció que la violencia tribal está "muy arraigada" en ese región, pero alertó que se ha pasado de vivir situaciones que se limitaban al saqueo de ganado a otras en las que han entrado en juego "grupos armados y uniformados, con armamento avanzado, tecnología y muy bien organizados".
En las últimas semanas la región ha sido escenario de numerosos enfrentamientos que han causado decenas de muertos y miles de desplazados y que ha llevado al Gobierno sursudanés a lanzar un programa por el que 12.000 efectivos de seguridad y soldados se encargarán del desarme de esos grupos durante los próximos meses.
La Unmiss sigue de cerca los acontecimientos en ese estado y Johnson responsabilizó en gran medida de la situación a "la alta proliferación" de armas ligeras que se registra allí, aunque dijo que la misión de la ONU desconoce de dónde llegan las armas.
Ésa es así una de las principales preocupaciones de la ONU y la comunidad internacional que temen que la violencia tribal suponga una amenaza continua para el futuro de Sudán del Sur, que proclamó su independencia de Jartum en julio de 2011.
Jonglei, el mayor estado de Sudán del Sur, está habitado por varias tribus como la Dinka Boor, Anyuak, Jie, Murle y Lou Nuer, que pese a convivir desde hace años en la misma zona se han visto sumergidas en una espiral de violencia desde el año pasado.
La representante especial de la ONU en Sudán del Sur también informó al Consejo del acuerdo firmado por Jartum y Yuba el pasado martes en Adis Abeba sobre nacionalidad y demarcación de fronteras, y se mostró "esperanzada" en que ambos Gobiernos avancen en acuerdos para resolver los "importantes asuntos" que tienen aún pendientes.
Entre ellos, destacó el enfrentamiento entre norte y sur por el pago que debe hacer el Ejecutivo sursudanés a su vecino por usar sus oleoductos y transportar el crudo que produce a las refinerías del norte para su comercialización.
Sudán del Sur decidió paralizar en enero la producción de petróleo, en respuesta a la supuesta confiscación de su crudo mientras pasaba por los oleoductos de Sudán.
Esa decisión y la falta de un acuerdo todavía para solventar la crisis entre ambos preocupa a la ONU debido al impacto sobre la economía sursudanesa que tiene la falta de ingresos por crudo.
"El impacto es claramente considerable. El crudo supone hasta el 98 % de los ingresos nacionales y no se puede privar de esa cantidad de ingresos sin que la economía se resienta de manera importante", dijo a la prensa el embajador británico ante la ONU, Mark Lyall Grant, presidente de turno del Consejo de Seguridad.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, aplaudió el acuerdo firmado por Sudán y Sudán del Sur sobre nacionalidad y demarcación de fronteras, al que calificó en un comunicado como "un avance importante y una muestra alentadora del espíritu de colaboración de ambas partes".
También exhortó a Jartum y Yuba a resolver "con urgencia" el resto de asuntos pendientes y a mostrar "el compromiso necesario que garantice el futuro pacífico y próspero de ambas naciones".
Vía | EFE