Canal Solidario, 5 de Mayo- El libro, con fotografías de Jordi Pla y textos de Jordi Sebastià, recoge el testimonio de 66 mujeres de Mozambique y República Democrática del Congo, así como exiliadas en España procedentes de Zimbawe, Costa de Marfil, República Centro Africana, Marruecos y Senegal.
Así, tal como dice Sebastià: “En La dignidad y la azada no se habla de las mujeres africanas sino con las mujeres africanas. Es un espacio que les da la voz para que hablen sobre sus problemas, su vida cotidiana, sus inquietudes, su sufrimiento, sus deseos, sus proyectos de futuro… una conversación sincera con más de 60 mujeres que nos hacen partícipes de su lucha diaria en aquel continente pendiente de justicia”.
Durante la presentación del libro los autores contarán su experiencia en África y el proceso de elaboración del libro. Además intervendrán la Secretaria Autonómica de Solidaridad y Ciudadanía, Doña Gotzone Mora; el Presidente de Fontilles, Joaquín Sapena y la autora del prólogo, Milagros Font, de la Asociación de Parlamentarios Europeos por África (AWEPA). Además, se hará entrega de un ejemplar del libro a los asistentes.
Este libro, que ha sido editado gracias a la colaboración de la Generalitat Valenciana, forma parte de un proyecto de Educación para el Desarrollo y, a lo largo del año, se presentará en diversos foros universitarios.
Fontilles es una asociación sin ánimo de lucro que lleva más de cien años de lucha contra la lepra y sus consecuencias. Actualmente trabaja también contra otras enfermedades ligadas a la pobreza. La entidad, que cuenta con unos 10.000 colaboradores, atiende, en la actualidad, a cerca de tres millones de personas en sus proyectos de cooperación internacional. Concretamente en África Fontilles está presente en Angola, Costa de Marfil, Etiopía, Ghana, Guinea Ecuatorial, República Democrática del Congo, Ruanda y Senegal. Este trabajo le ha permitido conocer de primera mano la importancia del trabajo de la mujer allí y la necesidad de escucharla e incorporar sus demandas para hacer realidad el desarrollo en África.
La dignidad y la azada recoge testimonios como el de Suko Christine, una de las cientos de mujeres que se dedican a recoger leña en los bosques próximos a Kinshasa para luego venderla en la capital:
“Salgo de casa hacia las cuatro de la mañana. Tenemos unas cuatro horas hasta que llegamos al bosque y tengo que ir con otras mujeres o con mi marido porque si fuera sola me podrían asaltar. Por el camino nos encontramos con barreras de soldados y tenemos que pagarles unos 500 francos para que nos dejen pasar. Luego, al llegar, también tenemos que pagarle al propietario del bosque y entonces él nos da permiso para que empecemos a recoger la leña”.
“Estamos en el bosque hasta las 13h y entonces nos volvemos hacia casa con la leña”… “Cuando llegamos a casa ya es de noche y no podemos vender porque es demasiado tarde, de manera que nos dormimos si nos dejan los mayanzi (unos insectos diminutos que se cuelan entre las uñas de los pies y van introduciéndose en la carne entre grandes picores) y al día siguiente nos levantamos a las cuatro de la mañana para hacer paquetes de trozos pequeños e ir hasta el mercado grande, donde se cogen las furgonetas hacia el centro, a venderlos. Cuando vendemos, podemos ganar unos 1500 francos (menos de dos euros) pero hay que guardar para pagar a los soldados y al propietario así que no podemos ahorrar nada. Todo lo que queda va destinado a dar de comer a mis hijos (Christine, con 40 años, tiene seis). El cuerpo está muy dolorido por el peso, pero no encuentro otra forma de darles de comer, y aquí hay muchos niños con malnutrición, y yo no quiero que ellos la sufran. Tampoco puedo enviarlos a las escuela, no podemos pagarla y además mi hija mayor tiene que cuidar a los otros, porque yo sólo pienso en traerles algo de comer”.