El cielo ya no puede esperar

La sociedad necesita más mujeres en el poder. Sorprendería que con todas las situaciones de secundarias que arrastran las mujeres, mayor índice de paradas, menos sueldos retributivos, sujeto habitual de la violencia de género… se dedique este 8 de marzo, día D de la Mujer, a reivindicar un mayor acceso a los puestos de dirección, de empresa y organizaciones, tanto en el ámbito de lo público como de lo privado. Esa sorpresa es mucho menor cuando con los datos en la mano se sabe que no más del 30% de los miembros de los Consejos de Administración de las empresas son mujeres. Lo que sí es sorprendente es que tenga que hacerse esta reclamación cuando no ya desde un punto de vista estrictamente de mandato legal sino desde los objetivos de beneficio económico y de rentabilidad empresarial está demostrado que las empresas que dan mayor acceso a las mujeres son las que mayores beneficios globales obtienen. Sucede que en la pirámide empresarial los despachos directivos van haciéndose más masculinos según se asciende en ella, de tal manera que faltan roles de modelos femeninos directivos por lo que a su vez eso repercute en que no sean elegidas mujeres para los cargos a pesar de su demostrada eficacia y de que cada día son más la tituladas preparadas para acceder. No es menor tampoco la consecuencia no deseada de esta situación, porque en ocasiones la mujer que sí logra por su propia valía acceder a un puesto de responsabilidad directiva lo ha hecho tras tanto tiempo en roles masculinos que con harta frecuencia son los únicos modelos de ejecutivos que tienen. En todo caso siempre que este tema sale a la palestra, aunque no se diga, subyace el tema de la maternidad, del cuidado de la familia, tanto de los niños y niñas como mayores y de la atención al propio hogar. En este camino las leyes de igualdad, de conciliación, de familia y trabajo son pasos positivos, pero mientras la implicación del hombre no esté pareja a la de la mujer, ésta seguirá estando al margen de las posibilidades de ascenso. No es menor el lastre para el ascenso el hecho real y cierto de que para que entren mujeres en puestos directivos se reduce el cupo de hombres. Y como frecuentemente cala entre las propias mujeres y éstas hacen menos lobby de relación social fuera de la empresa, la consecuencia es que tienen mayores dificultades para entrar en las listas de propuestas. «El mayor problema para acceder a los órganos de decisión son los métodos de captación, ya que los hombres escogen a hombres de confianza y es muy difícil romper con esa discriminación», reconoce María Silvestre, directora del Instituto Vasco de la Mujer-Emakunde. Uno de los indicadores de que todavía a pesar de las leyes en nuestra sociedad aún no se ha conseguido la igualdad de oportunidades entre hombres-mujeres es la escasa presencia de las féminas en órganos de decisión, sobre todo en el ámbito económico y financiero, donde realmente parece que se toman las medidas que mueven el mundo. Con estos mimbres y en esta situación hemos pedido la opinión de cuatro mujeres vascas que en su ámbito y trabajo han demostrado su valía y que en parte les está siendo reconocida: en la dirección de un equipo deportivo, en la política, en la empresa médica y en la Judicatura.

 

www.deia.com/2011/03/07/sociedad/el-cielo-ya-no-puede-esperar

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