DOS NOTICIAS AFRICANAS

Dos noticias de peso para las relaciones canario-africanas han coincidido este mes. Una es el centro logístico de ayuda humanitaria que Cruz Roja Internacional en el Puerto de La Luz. La otra es la apertura de Guinea Ecuatorial a las inversiones empresariales canarias a raíz del viaje del vicepresidente isleño, José Manuel Soria, a Malabo, para entrevistarse con el presidente Teodoro Obiang. Por de pronto, la tentación de relacionarlas es inevitable: contribuimos a perpetuar las condiciones de la postración africana apoyando a regímenes nefastos a cambio de hacer negocios con el argumento, cínico, además, pues medio siglo XX lo desmiente, de que el contacto adelantará su apertura política. Y luego nos precipitamos a asistir humanitariamente a una sociedad africana producto en no poca medida -que no sólo- de nuestras acciones y posicionamientos, cerrando así el círculo infernal del Continente negro. Ésa ha sido la lógica de las relaciones Europa-África desde el siglo XV, así que el hecho de que en la agenda canaria coincidan lo de Cruz Roja y lo de Obiang no deja de ser previsible, aunque no estuviera programado. No hacía falta, son ambos producto de una lógica instaurada. Una lógica que a Canarias no le sirve. Primero porque en sí mismo es una bajeza moral -la que ejercen ya las potencias poscoloniales- que la sociedad africana impugna cada vez con mayor fuerza (aunque sea bajo el macabro formato islamista radical). Y con el handicap, además, de que ni siquiera aportamos una lengua -el francés o el inglés- que son ya patrimonio cultural africano, para cubrir el expediente. Pero incluso desde el puro interés material (para quien lo quiera) buscarse un hueco en África como pequeños amos, más allá de coyunturas episódicas, nos condena a la nada, borra toda visibilidad española y canaria en la sociedad africana. Jugar un papel en África obliga a otra articulación que rebase tanto la mentalidad de caja registradora como el buenismo cooperante: una alianza inteligente de una dimensión discreta pero con potencial efecto multiplicador con sectores económicos, políticos y sociales africanos más dinámicos y capaces, con el pragmatismo debido, de hacer otra cosa que gente como Obiang: ser un agente del expolio de los recursos africanos. Sobre todo porque la crisis se ha comido el crecimiento, aún sin desarrollo, de los años 90, así que de nuevo las posibilidades de un avance global del Continente se alejan. Y las de una marea inmigratoria y del radicalismo terrorista se acercan. No hay que esperar grandes películas de Obama ni de la UE. Y siempre se está con África en la idea de un acontecimiento por venir, de que otra África tomará las riendas. Esa otra África existe. Sin ir más lejos ahí está un cine africano codeándose con la mejor cinematografía independiente mundial. Pero esa otra África no va sola, hay que apoyar.

www.laprovincia.es/articulos/2009/09/20/noticias-africanas/258637.html
 

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