Bilbao suda la camiseta contra el racismo

INICIATIVA SOLIDARIA

Casi un millar de personas toman parte en la I Carrera contra la Xenofobia, con salida y llegada en el Euskalduna

Algo importante debió pasar ayer para que muchos bilbaínos decidieran perdonar las rabas y el marianito. En lugar de reunirse con la cuadrilla, rescataron el chándal del fondo del armario y se calzaron aquellas zapatillas de deporte que no pisaban el suelo desde hacía años. Hace unos días, el Ayuntamiento desafió a los ciudadanos a participar en la primera carrera contra la xenofobia. Y los vecinos de la villa no pudieron responder de mejor forma. Casi un millar de personas de todas las edades y razas se concentraron en la explanada del Palacio de Euskalduna para participar en la iniciativa solidaria y demostrar que en la villa no caben las actitudes xenófobas.

Entre los más de 900 bilbaínos que, desafiando a los nubarrones, se animaron a participar en la iniciativa solidaria, destacaron los más pequeños de la casa, que lo pasaron en grande haciendo deporte al aire libre. Pensando en ellos, la organización había previsto un recorrido de 500 metros, que superaron sin apenas esfuerzo, en la mayor parte por delante de sus padres. «¿Ama, y no te dan nada por ganar?», le preguntaba una pequeña a su madre, mientras calentaba. «No, corremos por una buena causa, en contra del racismo», le contestaba ésta. A juzgar por el gesto de la criatura, las explicaciones no debieron parecerle demasiado convincentes. Y es que ayer cualquier símbolo de competitividad brilló por su ausencia. De hecho, los participantes no portaron dorsales. En su lugar, lucieron unas camisetas blancas con el lema «Yo de Bilbao…Contra el Racismo». Nunca antes aquello de «lo importante es participar» había tenido tanto sentido.

Dos vueltas a Uribitarte
Aunque la mayoría cubrió los 7.344 metros del trazado -dos vueltas al muelle Uribitarte- de forma relajada, charlando y en muchos casos caminando, hubo quien se lo tomó bien en serio. «Yo suelo salir a correr todos los domingos, ¿cómo iba a perdérmelo hoy?», sentenciaba Jon con la voz entrecortada por el sofoco de la carrera. Otros superaron la prueba con algo menos de esfuerzo, sobre patines o en bici. «Yo ya no estoy para correr tantos kilómetros, pero con la bicicleta es otra cosa», reconocía Javier, un pensionista «en buena forma».

Para animar a los corredores, un grupo de música africana puso la nota musical a la mañana junto a dos txalapartaris, demostrando que la integración trasciende lo meramente deportivo. Ecuatorianos, peruanos, bilbaínos, chinos, magrebíes y senegaleses corrieron codo con codo, y también juntos repusieron fuerzas con el avituallamiento con que la organización quiso resarcir su esfuerzo.

Muchos bilbaínos quisieron poner su granito de arena y expresar sudando la camiseta su rechazo a la intolerancia. Entre los atletas, también se pudo ver alguna cara conocida. Sin embargo, destacó la ausencia de los representantes del Ayuntamiento de Bilbao que habían organizado la cita. El que sí que participó en la marcha fue el concejal del PP Carlos García, que terminó la carrera junto a Ababakar, un senegalés que vino desde Barakaldo para participar en la prueba. «Yo ya soy ‘senegaldés’», sentenció el atleta. Sobre la ausencia de representantes del Ayuntamiento a la cita, el edil manifestó que «hay que predicar con el ejemplo. Habría estado bonito que algún responsable municipal hubiera dado el pistoletazo de salida», añadió. Sin entrar en polémicas, García destacó el «amplio acuerdo de todos los partidos con representación en el Ayuntamiento para erradicar el racismo de la ciudad».

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