Piden seis años de cárcel para una pareja de Gambia por hacer la ablación a su hija

Un matrimonio de Gambia afronta seis años de cárcel por haber practicado o consentido presuntamente la ablación a su hija el año pasado cuando apenas tenía un año de edad.

 

Los acusados aseguran que la practicaron los abuelos maternos en su país de origen, aunque la fiscalía entiende que se ha llevado a cabo en territorio español, ya que no consta que la niña haya viajado fuera del país.

 

Así lo ha explicado la fiscal de Alcañiz (Teruel) que ha llevado el caso, María del Carmen Modrego, antes de comenzar el juicio en la Audiencia Provincial de Teruel.

 

Modrego ha asegurado que la mutilación genital fue detectada por los facultativos que revisaron a la niña a los doce meses de vida, ya que en la anterior, en la de los seis, todo estaba normal.

 

La fiscal no ha solicitado la retirada de la custodia porque existe "una buena relación de afectividad" entre padres e hijos.

 

El abogado de la defensa, por su parte, pide la libre absolución de sus clientes alegando que la mutilación genital se produjo fuera del territorio español y que lo llevaron a cabo los abuelos maternos de la menor.

 

No obstante, según la fiscal, la niña entra en España el 4 de septiembre de 2009 y desde entonces ya no consta que haya salido del país.

 

Se trata del primer caso de mutilación femenina que llega a los tribunales en España, ya que los anteriores casos han sido archivados tras la fase de instrucción al acreditar que los hechos ocurrieron en los países de origen y "es muy difícil determinar a los autores", según la fiscal.


Práctica penada en España

La mutilación genital femenina está penada en España con hasta 12 años de prisión y la retirada de la patria potestad de la menor.

 

La ablación femenina consiste en la extirpación total o parcial de los genitales externos por motivos culturales y no terapéuticos.

 

UNICEF estima que 70 millones de niñas y mujeres han sido sometidas a la ablación en África, aunque en los últimos años ha aumentado en Europa, Australia, Canadá y Estados Unidos como consecuencia de la inmigración.

 

Esta práctica produce daños irreparables y puede causar la muerte, así como el contagio de sida y hepatitis, infecciones agudas y septicemia, entre otras enfermedades.

 

A largo plazo es causa de infertilidad, infecciones crónicas, relaciones sexuales dolorosas y puede conllevar complicaciones durante el embarazo y el parto, tanto para las mujeres como para los recién nacidos.

 

Por ello, numerosas asociaciones y ONG luchan contra esta práctica atroz, también perseguida en numerosos países europeos gracias al ‘Convenio europeo para la lucha contra la violencia doméstica y hacia la mujer y su prevención’, firmado el 11 de mayo de este mismo año por 20 Estados miembros del Consejo de Europa.

 

En el texto del acuerdo se prevén medidas contra la violencia física y sexual, los matrimonios forzosos, la ablación del clítoris y los crímenes de honor, además de hacer hincapié en los elementos de prevención y educación contra el sexismo.

 

Vía | El Mundo

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