Reino Unido y Francia envían asesores militares

MUNDO

Con el debate abierto sobre las limitaciones de la OTAN a la hora de proteger a los libios de las armas de Gadafi, el Gobierno británico anunció ayer el envío de un equipo de oficiales a Bengasi para que ayuden a los rebeldes a «mejorar sus estructuras militares, comunicaciones y logística», incluida la asistencia humanitaria.

Londres se apresuraba a defender que esta misión respeta «completamente» la resolución 1973 de Naciones Unidas que autorizó las operaciones aéreas, que el lunes cumplían dos meses. También aseguraba que no habrá «entrenamiento ni rearme» de insurgentes, y lo hacía frente a los recelos de aliados como Rusia, que ha vuelto a advertir que cualquier intento de derribar al régimen libio supondrá una «violación» del mandato mundial.

La diplomacia se reta mientras el Consejo Nacional de los alzados situaba ayer la cifra de muertos de esta guerra en 10.000 y Misrata se desangra. La ciudad era un día más escenario de combates extremadamente violentos, que han convertido este enclave en símbolo de la incapacidad de la OTAN para frenar al dictador, como ayer volvían a reconocer sus mandos. «Desafortunadamente, no hemos conseguido neutralizar los cohetes y morteros, especialmente dentro de la ciudad», admitía el jefe del comité militar de la Alianza, Giampaolo Di Paola.
 

Máxima dificultad
El general Maark Van Uhm, por su parte, señalaba que se habían abatido 40 tanques del régimen, blindados y lanzaderas móviles, pero que la dificultad es máxima desde el aire cuando se impone evitar bajas civiles. Los bombardeos fueron intensos también en Trípoli y Sirte, lugar natal del sátrapa.

Misrata concentra el infierno y la atención, pero mucho se teme que existan otras tragedias desconocidas. Ayer trascendía la de Yebel Nafusa, una zona al suroeste de Trípoli próxima a la frontera con Túnez, donde al parecer 110 personas han muerto en las dos últimas jornadas bajo el fuego de los gadafistas, según fuentes rebeldes. «No han dejado de bombardear», declaraba al diario ‘Le Monde’ un residente de Yefren, que junto a las zonas de Nalut y Ghazaya, estarían padeciendo la saña del coronel.

 

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