Doudou Sylla: «Intento romper con la imagen de Europa que hay en Senegal»

 Doudou Sylla nació en Senegal en el seno de una familia que tendría que llorar la ausencia del padre prematuramente. Al ser el mayor de los hermanos, el peso de la responsabilidad recayó en él siendo muy joven. La pasión con la que se entregó al trabajo en uno de los mejores hoteles de la costa oeste africana, se vio truncada el día que una pareja de turistas francesa se cruzó en su camino ofreciéndole un sueño que nunca se haría realidad. En un catalán más que aceptable, nos cuenta su experiencia.

¿Europa es el sueño de los senegaleses?
Sí, ese es el sueño. Pero tiene que ver con la Europa que vemos en las películas, lejos de la realidad que yo me encontré.

¿Por qué vino a Europa?
Yo trabajaba en el Meridien, el mejor hotel de Dakar, como encargado de planta. Trabajaba con amor y pasión. Una pareja de turistas francesa, Richard y Haccoun me ofrecieron trabajo en su fábrica textil, en París.

Y, ¿qué pasó?
Ahorré durante nueve meses y renuncié a mi trabajo, después de obtener el visado a través de Suiza. Así, llegué un día a Ginebra, solo, sin dinero, con una maleta y una dirección.

¿Cómo le recibieron?
Cuando llegué a la casa parisina de esa pareja, no quisieron abrir la puerta. Al verme por la mirilla, hicieron ver que no estaban. Pero yo esperé y esperé, hasta que al final me recibieron.

¿Entonces?
Fueron ellos los que me convencieron para que saliese de mi país. Me enviaron una carta asegurándome un trabajo, que no iban a darme. Después de entrevistarme con ellos en su casa, me dieron una dirección equivocada para que al día siguiente no fuese capaz de localizar la empresa, pero lo hice y cuando me presenté me dijeron que el dueño estaba enfermo. Entonces un africano, de Guinea, me abrió los ojos. Ahora empieza mi destino como inmigrante, pensé en ese momento.

¿No podía volver atrás?
No. Volver hubiese sido humillante. Estuve unos meses alojado en casa del guineano y empecé a buscar trabajo llamando a todas las puertas. Hasta que me contrató un matrimonio que se dedicaba a la restauración. Me convertí en su persona de confianza. Pero después de cuatro años seguía sin papeles.

Tenía un motivo para seguir luchando.
Los senegaleses somos muy solidarios entre nosotros. Tenía unos compatriotas (entre nosotros nos llamamos hermanos) en Alemania y cuando mis jefes cerraron el restaurante decidí probar suerte ahí.

¿Cómo fue?
En Alemania sufrí las injusticias del racismo. Al cabo de un tiempo, volví a Senegal.

¿Cómo le recibió su familia?
Mientras estuve en Francia conseguí mantenerlos a todos, pero volví como un fracasado. Sin trabajo, me vi obligado a trabajar en cualquier cosa para sobrevivir: vendía ropa de Mali, hacía de camarero y otros trabajillos.

Un sueño roto…
Ahí siguen viendo Europa como un sueño al alcance de todos. Hay quien ha emigrado y al poco tiempo ha vuelto al país con dinero suficiente para comprar casas y coches caros a su familia. Entonces, los tuyos, te dicen: ¡Ves, triunfar es posible! Y entre varios miembros de una misma familia ahorran los 5.000 euros que cuesta un visado para que uno de ellos pueda emprender el viaje.

¿Cómo consiguen ganar tanto dinero y volver triunfantes?
Se meten en drogas y otras actividades ilegales. Encabezados por un europeo, muchos africanos trafican con estupefacientes que esconden en los bolsos de imitación que venden en la calle.

¿Por qué volvió?
Ahí no hay trabajo. Además, en Catalunya he conocido a gente que me ha ayudado a salir adelante. Siempre les estaré agradecido. He trabajado en una lavandería, en el departamento de logística de Mango, en la cadena de gimnasios Dir. Ahora mismo estoy es el paro, pero ya tengo papeles.

¿Aún persigue un sueño?
Sí. Sueño que mi hijo pueda venir a estudiar a la Universidad. Sueño con una oportunidad para él. Pero cuando viajo a mi país, les cuento a todos la verdadera realidad. Intento romper con la imagen que tienen de Europa.

 

www.lavanguardia.es/vida/20110117/54102320777/doudou-sylla-intento-romper-con-la-imagen-de-europa-que-hay-en-senegal.html

¿Cómo se siente?
Decepcionado. Por eso estoy escribiendo mi experiencia en El destino del inmigrante.

¿Con qué objetivo?
Espero encontrar una editorial que lo publique. Así, mi experiencia habrá servido de algo. Necesito advertir de las situaciones que he vivido. He conocido el miedo. En ciertos lugares europeos, los ataques violentos a los africanos son moneda corriente.

¿Alguna otra reflexión?
Gracias a la apertura de fronteras, los matrimonios mixtos ya no suponen un tabú. Sin embargo, hay que considerar los problemas que surgen cuando hay hijos. Porque, además de una cuestión de identidad, si hay divorcio, cada uno quiere tirar para su lado.

 

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