Público, 23 de Septiembre- Al sur del Sáhara, los intereses estratégicos de París en África se encontraban este miércoles en situación crítica, aún peor que la generada el jueves pasado por el secuestro de cinco franceses en la región uranífera del norte de Níger.
En la noche del martes al miércoles, mientras París reconocía seguir sin noticias de los cinco secuestrados, un comando abordó frente a las costas de Nigeria un buque de logística de la industria petrolera. No tocaron a 13 de los tripulantes, pero sí se llevaron a tres. Eran franceses.
El asalto desde varias lanchas rápidas tuvo lugar en el campo petrolífero offshore de Addax. Los comandos apresaron a los tres franceses miembros de la tripulación. Los secuestros de operarios extranjeros son frecuentes en esa región, pero no se suele apresar a la gente selectivamente por su nacionalidad.
El Ministerio francés de Asuntos Exteriores anunció este miércoles que estaba "plenamente movilizado para obtener la liberación" de los rehenes en lo que parece un ataque selectivo contra Francia. No obstante, un periodista buen conocedor de la zona, Philippe Vasset,afirmó que existe la posibilidad de que los franceses fueran capturados no por ser franceses, sino por occidentales.
El ataque no podía llegar en peor momento para las autoridades, que reconocieron seguir sin noticias sobre la situación de los cinco franceses que, junto a un malgache y un togolés, fueron secuestrados el jueves pasado en la región minera de Arlit, en el norte de Níger.
"No hemos recibido pruebas de vida, pero tenemos buenas razones para pensar que los rehenes están con vida", declaró el Ministerio de Exteriores. París precisó que ha autentificado el mensaje, difundido por Al Jazeera el martes, en el que Al Qaeda Magreb Islámico (AQMI) reivindicó el secuestro.
Así, el Ejecutivo francés daba crédito a la tesis de que los franceses de la industria clave del uranio están en poder de fundamentalistas, y no en manos de facciones rivales o de grupos rebeldes tuareg.
Viaje oficial a Malí
Brice Hortefeux, el ministro francés de Interior, se encontraba este miércoles en Malí, país vecino de Níger. Desde allí declaró que "los secuestradores que actuaron en Níger probablemente han pasado la frontera y entrado en Malí". Varias fuentes habían acreditado desde hace días esa tesis, asegurando además que los secuestrados están en manos del emir más duro de AQMI, Abdelhamid Abu Zaid.
Los servicios de inteligencia de EEUU en la zona prestan sus servicios de escucha a Francia, que había solicitado la cooperación. Los norteamericanos están interceptando las comunicaciones de la región desde su base de escucha electrónica secreta situada en Tamanrasset (sur de Argelia) para intentar captar mensajes de AQMI.
La polémica por los numerosos elementos extraños que rodean la captura de los cinco franceses está cobrando proporciones de asunto de Estado. La prensa reveló una carta de las autoridades nigerinas alertando ya el 1 de septiembre a la compañía francesa Areva de "la amenaza de AQMI" que había que "tomar en serio" y que apuntaba a "poner en peligro la seguridad de las personas". Pese a ello, la firma estatal Areva, crítica para la seguridad energética de un país como Francia, no reforzó el dispositivo de seguridad en torno a las viviendas de su personal en la región del uranio.
Vigilantes sin armas
Sólo vigilantes privados desarmados, en su mayoría ex rebeldes tuaregs desmovilizados, protegían las casas. El almirante Thierry d’Arbonneau, número uno de la seguridad de Areva y ex comandante de submarinos nucleares estratégicos franceses, no estimó necesario reforzar la seguridad.
Un militar retirado y ex responsable de seguridad de Areva en Níger, Gilles Denamur, afirmó que, según sus fuentes los atacantes, habían sido detectados en la región al menos dos días antes del secuestro. "Me extraña bastante que nadie se diera cuenta", afirmó.
Tanto fuentes del Gobierno de Níger como de Areva reconocieron que los atacantes "disponían de una excelente información" sobre las instalaciones y el personal. Se dividieron en dos grupos en el momento de los secuestros e intentaron capturar no al personal de las minas en explotación, sino a los miembros de una "misión que debía ir a la de Imouraren", proyecto gigante en el que Francia está invirtiendo 1.200 millones de euros.
Militares y aviones franceses proseguían este miércoles los vuelos de reconocimiento por la región para intentar localizar a los secuestrados, algo juzgado imposible por varios expertos. Un destacamento de los Cuerpos de Operaciones Especiales (COS) franceses se encuentra en Burkina Faso. Los COS sólo podrían intervenir con información fiable y segura, algo que parece difícil en una zona donde proliferan rebeldes y rivalidades regionales, y donde desde hace décadas París y Areva suscitan desconfianza por extraer uranio sin traer desarrollo.
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