Al Qaeda intenta arraigar en África

La Vanguardia, 2 de Agosto- Haciendo de la necesidad virtud, Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) ha vuelto su mirada hacia el sur y está diversificando sus ataques en el Sahel al encontrar serias dificultades para enfrentarse a los "cruzados" en territorio occidental.

Esto no significa que AQMI haya logrado enraizarse en esta zona de transición entre el Sáhara y el África negra. Sigue siendo un movimiento argelino con extranjeros en sus filas, pero ninguno en puestos de mando. El verdadero peligro se presentaría si Nigeria respondiera a los cantos de sirena del líder de AQMI, Abdelmalek Drukdel.

Es la tesis de Jean-Pierre Filiu, historiador y arabista, profesor del Instituto de Estudios Políticos de París y autor de varios libros sobre yihadismo.

Moverse por el desierto requiere de la ayuda o, como mínimo, de la connivencia de los líderes tribales. Mojtar Belmojtar, primer dirigente de AQMI en implantarse en el Sáhara, estableció alianzas matrimoniales con ellos –explica Filiu– y siguió la norma de donde habites no hagas daño. También se introdujo en las redes de tráfico de tabaco y otras mercancías, incluidas las humanas: emigrantes y rehenes occidentales. Todo por dinero.

Su competidor en el Sahel es Abdelhamid Abu Zeid, enviado por Drukdel al ver que Belmojtar podía hacerle sombra. Para ganarse a la central de Al Qaeda, Abu Zeid ha optado por la violencia extrema. Es el único que ha ejecutado a dos rehenes: el británico Edwin Dyer en el 2009 y el francés Michel Germaneau, hace una semana. Roque Pascual y Albert Vilalta, los cooperantes catalanes, están en manos de la katiba (falange) de Belmojtar.

Estas actividades hacen que parezcan más meros bandidos que un grupo extremista que responde a una ideología. Por otra parte, dan pie a una intervención mayor de EE.UU. en la región, aunque no directamente, porque provocaría represalias.

"En toda África, EE.UU. está compitiendo con China por el control de las materias primas, por su dependencia del petróleo. Quieren inflar el problema para buscar bases desde las que actuar", afirma Jesús Núñez de Valverde, investigador del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria.

"EE.UU. hizo creer en la necesidad de contar con bases para luchar contra unos campos de entrenamiento en el Sahel. Creó Africom. Hay campos de entrenamiento, es cierto, pero si hubiera tantos como dicen, con los medios que tienen, ¿no los tendrían localizados?", se pregunta Núñez de Valverde.

Africom, que viene de la época de George W. Bush, debía tener su cuartel general en algún país africano, pero sigue estando en Alemania. "Ningún dirigente –añade– puede reconocer que coopera de forma tan abierta con EE.UU., porque incluso Mohamed VI tendría a su opinión pública en contra".

El 23 y 24 de marzo del 2004, después de los atentados de Casablanca y Madrid, EE.UU. convocó en su base de Stuttgart a oficiales de los ejércitos de Argelia,Marruecos, Túnez, Mauritania, Mali, Níger, Chad y Senegal. Presidía la reunión el general Charles Wald. El asunto: "La cooperación militar en la lucha global contra el terrorismo". El área de principal preocupación, sin embargo, no era el Mediterráneo, sino el Sahel. Es lo que en geopolítica se denomina una zona gris.

El general Wald reconocía que Al Qaeda buscaba refugio para equiparse y organizarse, como en Afganistán bajo los talibanes.

Fuentes mauritanas cercanas al Gobierno explican las ventajas que ofrece esta zona para la filial magrebí de Al Qaeda: "Un lugar enorme y desértico, que ni sus propias autoridades pueden controlar, en el que la pobreza extrema hace a la gente más fácilmente corruptible y reclutable para la causa. A los autóctonos les han encargado conseguir dinero: atracar bancos, oficinas de correos y robar coches".

La sensación de amenaza es ahora mayor cuando, en realidad, la situación era peor en el 2003. Había 32 turistas secuestrados y habían asesinado a otros cuatro. Era la época en la que había un terrorismo magrebí que ahora se ha extendido al Sahel, aunque las regiones se solapan: Mauritania y Argelia pertenecen a ambas.

"AQMI plantea más una amenaza para la seguridad que política", resume el experto Jean-Pierre Filiu.

En enero, Drukdal ofreció instrucción a los nigerianos para luchar contra sus compatriotas cristianos. Los nigerianos no movieron ficha. A pesar de que hay algunos en AQMI, el nigeriano que intentó hacer estallar un avión en Detroit la Navidad del 2009 había sido entrenado en Yemen. "Si Nigeria, y con ella el golfo de Guinea, entra en la rueda de Al Qaeda la amenaza puede ser seria", afirma Filiu.

En opinión del experto francés, Al Qaeda probablemente rechace que la milicia Al Shabab se incorpore a su franquicia, pero puede aceptar una africanización parcial siempre que los argelinos sigan al mando. Las tres ramas de Al Qaeda están dirigidas por árabes. Cuestión étnica.

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