Zarpazo terrorista al Marruecos más turístico

Atentado suicida en Marruecos
Un kamikaze hace estallar la carga que portaba en un café de la céntrica plaza Yamaa el-Fna de Marrakech y causa dieciséis muertos, la mayoría extranjeros

 

Los terroristas buscaban sangre y apuntaron al corazón del turismo marroquí, la plaza Yamaa el-Fna de Marrakech, donde al menos dieciséis personas -al parecer cinco de ellas mujeres- murieron ayer a causa de una potente explosión que destruyó el café Argana, uno de los más populares del centro histórico de la ciudad. El Gobierno de Rabat confirmó que se trató de un «atentado terrorista», el peor desde los ataques de Casablanca en 2003. Entre las víctimas mortales hay al menso once extranjeros, seis de ellos franceses, y tres marroquíes, que formaban parte del personal del establecimiento. También se contabilizaron veintiún heridos, cinco graves.

La detonación se produjo alrededor de las doce del mediodía (una hora más en la España peninsular), uno de los momentos en los que la plaza bulle de turistas. Al parecer, según declaró un testigo a la agencia AFP, el terrorista entró en el local -algunas fuentes apuntaron a que se trataba de una mujer- y pidió un zumo de naranja. Pocos minutos después, «se hizo estallar», añadió. La tesis de que se trató de un kamikaze tomó forma después de que se informara en un primer momento de que la explosión se debió a un accidente con una bombona de gas.

«El análisis de las primeras pruebas recogidas en el lugar de la explosión en un café de Marrakech confirman la tesis del atentado», aseguró el ministro del Interior, Taieb Cherkaui, en unas declaraciones recogidas por la agencia oficial MAP. Al parecer, se habrían encontrado clavos y metralla metálica en los cuerpos de las víctimas, lo que ratificaría la teoría del atentado. Anoche, nadie había reivindicado la acción.

Marrakech es el principal destino turístico de Marruecos, muy frecuentado por españoles, especialmente desde que varias compañías aéreas de bajo coste iniciaran rutas diarias que unen la península con la ‘ciudad ocre’. Sin embargo, el Consulado de Casablanca descartó que hubiera españoles entre las víctimas, lo que luego fue confirmado por la Embajada en Rabat.

El de ayer es también el primer atentado que se produce desde que comenzaron las revueltas en el mundo árabe, que también han sacudido Marruecos, aunque de forma menos violenta que en otros países de la región. «Es una catástrofe. La explosión ha sido tan fuerte que se ha escuchado en toda la medina. Ha sido sobrecogedor, los vecinos del barrio nos encontramos en estado de ‘shock’», aseguró por teléfono a este diario Rachida Degrous, que regenta un hotel en esta laberíntica zona de la ciudad, llena de zocos, monumentos y restaurantes, y que es uno de los grandes atractivos turísticos de Marrakech. La detonación, que fue acompañada por una enorme deflagración, destruyó por completo la fachada y el interior del café, un edificio de tres plantas que ocupa un lugar privilegiado en la plaza. Sillas y mesas de la terraza del Argana y de algunos locales colindantes salieron despedidas a varias decenas de metros debido a la detonación, que sembró el pánico en el centro de la ciudad.

La Policía selló la plaza Yamaa el- Fna para poder evacuar a los heridos, que fueron trasladados a un hospital de la ciudad, y para buscar pruebas que puedan aclarar el ataque y conducir a la detención de posibles cómplices. Un equipo del departamento científico se trasladó desde Casablanca para iniciar las investigaciones.

Teléfonos colapsados
«Las líneas telefónicas están colapsadas», aseguró Antar, empleado de uno de los pequeños hostales que rodean la plaza, quien añadió que, «por ahora, no hemos recibido ninguna instrucción nueva de seguridad por parte de la policía». Después del atentado de Casablanca de 2003, en el que murieron 33 personas, entre ellas cinco españoles, además de los doce terroristas suicidas, las medidas de seguridad se reforzaron en todos los establecimientos públicos del país magrebí, en especial en las zonas turísticas, que son las más sensibles ante posibles acciones violentas.

El rey Mohamed VI pidió a los ministros del Interior y de Justicia que se determinen con la «mayor celeridad» las causas del atentado y que se «informe a la opinión pública de las conclusiones de las investigaciones». El de ayer supondrá, casi con total seguridad, un duro golpe para el turismo en el país, una fuente importante de ingresos, especialmente en Marrakech. «Por ahora nuestros clientes, que son casi todos extranjeros, han decidido continuar su viaje por Marruecos, pero, claro, tememos por las futuras reservas», reconocía Antar.

Entre las muchas reacciones internacionales, destacó la del rey Juan Carlos, estrechamente unido a la dinastía alauí. El monarca español trasladó personalmente su «pésame» y «solidaridad» a una delegación de ministros marroquíes a la que recibió en audiencia en el palacio de La Zarzuela y que visita nuestro país para convencer de que en Marruecos hay un clima propicio para seguir invirtiendo.

 

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