Somalia: ¿quiénes son los auténticos piratas?

JORDI CALVO RUFANGES / Centre Delàs de Justícia i Pau
Martes 2 de junio de 2009. Número 103

Los intereses de los grupos pesqueros españoles marcan la decisión de enviar tropas al Índico para combatir “piratas”.

 

Tras el secuestro de la tripulación del atunero congelador Playa de Bakio, con base en Bermeo (Vizcaya), perteneciente a Pesquerías Vasco Santanderinas (PEVASA), y de que otro barco atunero vasco, el Playa de Aritzatxu, lograra hace un tiempo escapar de un grupo que intentó secuestrarlo en alta mar, Carmen Chacón decidió enviar al Ejército español al cuerno de África.

En la actualidad, unos 40 buques pesqueros europeos faenan en estas aguas. La mayoría de ellos son españoles; el resto, franceses. Las asociaciones gremiales del sector, Anabac y Opagac, no tardaron en reclamar la protección militar. Otra de las empresas con intereses en la zona es la conocida empresa Calvo, que publicita en su web que tiene dos de sus barcos (Montealegre y Montecruz) faenando en las aguas del Índico, incluyendo las que corresponden a Somalia.

Por todo ello, España ha enviado 395 militares, una fragata, un petrolero y un avión de patrulla marítima, dentro de una misión de la UE. Sin embargo, la opción militar no parece la mejor para acabar con la ‘piratería’ en Somalia, ya que no parece ser cosa de un grupo de parias olvidados por el sistema. Según la Cadena Ser, que accedió a un informe de la inteligencia militar europea, los llamados ‘piratas’ disponen de una estructura superior de informadores muy bien situados, que desde Londres les indican cuáles son las rutas de los barcos, sus cargas, sus nombres y sus nacionalidades… Somalia es un país con un Estado totalmente descompuesto en manos de señores de la guerra, que no ve la luz al final del túnel, donde la esperanza de vida es de tan sólo 47 años. Su economía se sustenta en el sector primario y de subsistencia, especialmente la ganadería y la pesca. Una pesca que, según testimonios locales, se ve afectada por la pesca en alta mar.

Los asaltos a los pesqueros es una consecuencia más de esta situación contra la que no se puede luchar con el poder militar, porque la paz y la seguridad solo pueden garantizarse con el cese de la violencia y la creación de un clima idóneo de estabilidad y confianza para salir de la pobreza, y porque los verdaderos responsables de esta piratería parecen encontrarse más allá de las fronteras somalíes.

¿Cuánto cuesta el atún?

En definitiva, es más que cuestionable, por muy diversas razones, que el Ejército español se dedique a asegurar que podamos seguir comiendo atún en lata. Por un lado no tenemos por qué ser todos los contribuyentes quienes paguemos las aventuras comerciales de empresas españolas en lugares donde no se dan las condiciones para hacerlo. ¿Cuánto nos costaría una lata de atún del cuerno de África si le sumáramos el coste de la escolta militar? Por otro lado, esta operación parece otra de las muchas maneras que encuentra el Gobierno para legitimar el enorme gasto militar español, que en tiempos de crisis puede verse puesto en cuestión por la ciudadanía que se queda sin trabajo ni prestaciones sociales.

Además, el Estado español no ha tenido nunca interés en mejorar la situación de la población somalí. Hasta 2006, la última vez que se conoce que España ‘ayudó’ a Somalia fue en 1987 y 1989, cuando existían fuertes tensiones en el país, que desembocaron en un conflicto armado y el colapso del Estado. En esa ocasión, el Gobierno español proporcionó –como Ayuda Oficial al Desarrollo, a través de Fondos de Ayuda al Desarrollo– 215 camiones militares y un número indeterminado, pero significativo, de otros vehículos militares por valor de 2.420,3 millones de las antiguas pesetas.

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