Preocupación por la subida del precio de los alimentos en África

La grave situación económica de los países pobres, detrás de las últimas revueltas en el Magreb.

 

La fuerte subida del precio de los alimentos en los últimos meses está afectando, fundamentalmente, a las poblaciones más pobres del mundo, que utilizan el 70 % de sus recursos en la compra de comida. De julio a septiembre de 2010, según datos de la FAO, el precio del trigo aumentó entre un 60 y un 80 por ciento como consecuencia de las pérdidas de cultivos provocadas por la sequía en Rusia y la posterior prohibición de las exportaciones de la Federación Rusa. Además, los precios del arroz y del maíz también subieron durante ese periodo.

 

En diciembre de 2010, el índice de la FAO para los precios de los alimentos alcanzó de nuevo su máximo de 2008, con el azúcar, los aceites y las grasas experimentando el aumento más marcado. En ese año, la subida de precios de los alimentos provocó una crisis alimentaria mundial que añadió a miles de personas a las cifras de la pobreza.

 

Numerosas organizaciones, entre las que se encuentran Habitafrica, Solidaridad Internacional e IPADE están denunciando que detrás de las últimas subidas se encuentran las prácticas especulativas en los mercados de alimentos. Ante esta situación, es necesario que los gobiernos y la comunidad internacional lleven a cabo medidas para que los países pobres no sufran tan gravemente las fluctuaciones de precios en los mercados internacionales.

 

Además, la sociedad civil reunida en Dakar esta semana denuncia que esta subida está altamente relacionada con las prácticas de “mercantilización de la tierra”: en previsión de una posible nueva crisis alimentaria mundial, muchos países están invirtiendo en grandes extensiones de tierra cultivable en países empobrecidos que se encuentran, paradójicamente, sumidos muchas veces en graves crisis alimentarias. Según datos del Instituto Internacional de Investigación de Política Alimentaria (IFPRI, por sus siglas en inglés), entre 2006 y 2009, se intercambiaron entre 15 y 20 millones de hectáreas en este tipo de operaciones, por un valor conjunto de 20 a 30.000 millones de dólares.

 

Además, resulta alarmante el cambio del uso del suelo para la producción de agrocombustibles, una falsa solución al cambio climático y otra de las causas del aumento del precio de los alimentos. En África, una superficie mayor que Dinamarca está ya en manos de empresas europeas que utilizan estos suelos para hacer crecer agrocombustibles destinados al mercado europeo, en detrimento de las necesidades de alimento de las poblaciones locales.

 

Los ganadores de esta crisis: los fondos de inversión y las empresas multinacionales del agronegocio y muchos países extranjeros. ¿Y quién pierde? Los compradores netos de alimentos, como los residentes urbanos y los pequeños campesinos, pescadores, pastores y trabajadores agrícolas que no producen alimentos suficientes para cubrir sus necesidades.

 

A medio y largo plazo, parte de la solución pasa por invertir en los sectores agrícolas, tan abandonados en los últimos años. Esto llevaría a un incremento de las cosechas, al aumento de la seguridad alimentaria, a una menor dependencia de los mercados internacionales, y a una mayor capacidad de reacción de los agricultores pobres a las fluctuaciones de los precios en los mercados internaciones.

 

En esta línea se enmarca el trabajo de organizaciones como Habitafrica, Solidaridad Internacional e IPADE, que luchan contra la pobreza a través de acciones de cooperación en Africa. Este trabajo, en estrecha colaboración con organizaciones de la sociedad civil africanas, contribuye a mejorar los cultivos para el autoabastecimiento de las poblaciones y la utilización de los excedentes en su comercialización en el mercado local, favoreciendo el desarrollo rural. las tres organizaciones han iniciado en 2011 un proyecto a gran escala en la región de Casamance (entre Senegal, Guinea Bissau y Gambia) que promoverá en colaboración con organizaciones africanas el derecho a la alimentación en la zona, reconociendo la importancia de la conservación y la gestión sostenible de los servicios ambientales de los ecosistemas en el alivio de la pobreza. Este proyecto cuenta con financiación de la Agencia Española de Cooperación por un total de 9,5 millones de euros. Las tres organizaciones realizan conjuntamente en España una campaña de sensibilización denominada Africa Cuenta.

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