Ayer, día 3 de enero, la comunidad congoleña residente en Bilbao se manifestó para pedir a la Comunidad Internacional (CI) un pronunciamiento más explícito contra las recientes y fraudulentas elecciones en la República Democrática del Congo, en las que Joseph Kabila se proclamó vencedor frente al principal opositor a su régimen, Etienne Tshisekedi, líder de la Unión para la Democracia y el Progreso Social (UDPS).
Los manifestantes partieron a las 16:00h. de la plaza del Sagrado Corazón hasta la plaza Moyúa, donde entregaron, en el Gobierno Civil, un memorándum donde se reclamó la atención de los medios en los negocios perpetrados por el régimen de Kabila y otros gobiernos, como el iraní de Mahmud Ahmadineyad, donde se comercia con el uranio procedente del Congo.
Recursos expoliados
La República Democrática del Congo es uno de los países más grandes del continente africano. Este país, situado en el centro de África, posee recursos naturales, potencialmente explotables, como el oro, cobre, cobalto, manganeso, zinc, carbón o uranio. Materia prima indispensable, y de vital importanci para las industrias de todo el mundo.
Los recursos naturales del Congo son motivo de disputa, desde 1998, entre el gobierno de Kabila y los grupos rebeldes. Ambos bandos han intentado comercializar la guerra, junto con los países vecinos, partidarios de uno u otro bando, y con el beneplácito de los países occidentales, encargados de conseguir grandes transacciones en materia de armamento con el que proseguir la guerra.
El negocio de la guerra
Las compañías privadas asentadas en Kampala, Kisangani, Goma y Kigali sacan provecho de la guerra. Estas empresas se dedican a comerciar con minerales, transporte aéreo, armas y sal, cigarros, café y medicinas humanas y para animales. Las compañías occidentales ayudan a mantener y sustentar un conflicto que no es latente, sino evidente y real.
Algunos negociantes congoleños también aprovechan el conflicto para comerciar con productos importados desde el lejano este a través de Uganda y Ruanda sin pagar impuestos.
Vía | CREA