La red marfileña (2): #CivSocial y la revolución Akendewa

Cyriac Gbogou (Soubré, Costa de Marfil, 1980) trabaja en Akendewa, crea música para la paz, colabora en el proyecto CivSocial y tiene su propio boletín en internet. Se define como community manager, consultor informático y aeronáutico, emprendedor hecho a sí mismo, ciberactivista, bloguero, redactor de contenidos para la web y ciberevangelista. Entre los blogueros del país se le conoce como "le chef du village" (el jefe del pueblo), una auténtica referencia que se implica en todo lo que tiene que ver con el ciberespacio de su país y que deja atrás las fronteras físicas marfileñas para interesarse también en los ciberespacios de Ghana, Senegal o Mali, siempre al tanto de la actualidad. Su trabajo en CivSocial le ha granjeado el afecto y el respeto de muchos compatriotas, pero también le ha puesto en el punto de mira de las autoridades marfileñas, que le detuvieron el pasado mes de enero cuando, con su compañero Diaby Cheick Mohamed, intentaba auxiliar a las familias de las víctimas de la estampida de San Silvestre en la capital económica del país.

 

“CivSocial nació de un hashtag de Manassé Déhé, a partir del que la comunidad virtual marfileña ha tomado el relevo” –explica por skype desde Abiyán- “Quería responder a una necesidad, la atención humanitaria en Costa de Marfil vía internet. Recibíamos las necesidades específicas de ciudadanos concretos vía redes sociales (facebook y twitter) y los voluntarios intentaban ir en su ayuda. Por ejemplo, si había ciudadanos que tenían necesidad de medicamentos, alimentos, remedios o de transporte al hospital, otros ciudadanos que se enteraban de su situación por las redes sociales iban a su rescate”.

CivSocial nació en una fecha muy concreta: el 6 de abril de 2011, coincidiendo con la crisis humanitaria de la batalla de Abiyán, cuando el ejército francés bombardeaba la capital económica marfileña. En un contexto dramático, la solidaridad se hizo caldero de sauce graine o transporte hasta la clínica, independientemente de la raza, la religión o la opción política de los afectados. CivSocial nació como una necesidad imperiosa y creció como un proyecto realizado por la ong marfileña Akendewa en comuna: Diaby Cheick Mohamed se encargó de la centralita, Jean-Patrick Ehouman desarrolló la plataforma web y otros, como Cyriac, Manassé o Éric Agnissan trabajaron sobre el terreno con las víctimas.

 

"La iniciativa CivSocial nos permitió ayudar a 82 personas, incluidos dos partos en línea (vía telefónica)" -comenta Cyriac Gbogou- "Después de la guerra, utilizamos el mismo concepto para salvar vidas, dos en para ser precisos". La iniciativa, según el internauta marfileño, suscitó el orgullo patrio por el trabajo de su comunidad virtual, incluso entre las autoridades. Gbogou explica que, en su opinión, el futuro de CivSocial, si no hay problemas con esas mismas autoridades, es convertirse en una estructura asociativa.

 

Como el bloguero activo y reconocido que es, tiene sus palabras de afecto para la red social que es la blogosfera marfileña. "Dinámica, innovadora, calurosa, abierta y siempre dispuesta a prestar su ayuda al prójimo" son los calificativos que adjunta al concepto. Sobre el mundo virtual marfileño en general, reprocha la cautela de las autoridades, que puede convertirse en una auténtica traba para su expansión, pero también afirma que, sobre todo, "tiene necesidad de inversores para sacar adelante los numerosos proyectos y de tener historias de éxito". Sin olvidar el problema que supone para la diáspora la situación de cibercriminalidad rampante del país, que impide los pagos en línea con Costa de Marfil.

 

“Las redes sociales ya han ayudado al país” –enfatiza la bloguera y escritora Yehni Djidji (Abiyán, Costa de Marfil, 1988), en un correo electrónico desde Abiyán- “La crisis de 2011 es el ejemplo perfecto. Muchas personas han salvado su vida gracias a Civsocial, que atendía a las necesidades de unos y otros en alimentación, medicinas, remedios,… Más recientemente se ha puesto en línea Civroute. Se trata de una página de internet que informa a la población sobre los embotellamientos, los accidentes de tráfico y todos los elementos que pueden ralentizar la circulación. Cada vez más, la gente comprende que las redes sociales no son solo para divertirse o pasar el tiempo, si no que son oportunidades para promover su trabajo o encontrarse con otras personas que pueden ayudar a que este país sea un entorno mejor”.

 

Yehni Djidji asegura que la juventud de Costa de Marfil empieza a pensar en las nuevas tecnologías como una herramienta real de desarrollo y creación de riqueza. También reconoce que el gobierno asocia sus ministerios a eventos que promueven las iniciativas numéricas y que cada vez se habla más del apoyo financiero a este tipo de iniciativas. “Es un buen principio, pero debe continuar, ir más allá para hacer internet más accesible” –remacha y sugiere que se puede empezar con ordenadores en los colegios, el establecimiento de cibercafés públicos y la reducción de impuestos.

 

La popular bloguera y escritora marfileña opina que ciertos estados africanos, enzarzados en la lucha contra la pobreza, la sequía o el hambre, tienen dificultad para situar la revolución digital como una prioridad. Además, los gobernantes carecen de una percepción adecuada de la oportunidad que podría constituir la mejora de las capacidades de su país en materia de nuevas tecnologías. Para Yehni Djidji, “la revolución numérica puede ser demasiado virtual, demasiado abstracta”.

 

“Creo que nos faltan fondos para dar vida a nuestros proyectos, pero también nos falta formación” –advierte, pesarosa- “La ayuda puede revestir una forma financiera bruta o bolsas de estudio para perfeccionarnos. También de sesiones de formación en Costa de Marfil, como la que Google hizo el año pasado. A decir verdad, pocas personas tienen acceso a internet y me pregunto si no habría que trabajar para aumentar su penetración primero”.

 

A pesar de todas las barreras propias y externas, esa activa voz de la blogosfera marfileña aprecia la inventiva y la energía de un capital humano que, como se dice popularmente en las calles abiyanesas, “se mueve”. “Lo mejor está por venir”, concluye.

 

http://blogs.elpais.com/africa-no-es-un-pais/2013/04/la-red-marfilena-2.html

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