La salud es un derecho humano fundamental consagrado en numerosos instrumentos
internacionales de derechos humanos.
Dado que los estados cuentan con distintos niveles de recursos, el derecho internacional no
exige la prestación de un tipo particular de cuidado de la salud. Se considera al derecho a la
salud como un derecho de “realización progresiva”. Los países con altos ingresos por lo general prestarán servicios de atención de la salud de un nivel más elevado que los países con recursos limitados. Sin embargo, se espera que todos los países adopten medidas concretas tendientes a incrementar sus servicios y la regresión en la prestación de servicios de salud se considerará, en la mayoría de los casos, una violación del derecho a la salud.