De la leche en polvo a la ayuda a África

Unicef, que hoy cumple 50 años en España, empezó repartiendo comida en la posguerra
 

SUSANA HIDALGO
Alberto Sáez, de 55 años, era muy pequeño cuando todas las mañanas iba camino a la escuela con una pequeña pizarra y una taza de leche. En su casa de El Bohodón (Ávila) se comía sobre todo legumbres y matanza, así que Alberto, como otros tantos niños de la posguerra, tenía que completar su alimentación con la leche en polvo que le daban en el colegio. «Yo no sabía quién nos daba esa leche; los niños la llamábamos la leche de los americanos», recuerda ahora Alberto, que trabaja en un colegio en San Lorenzo de El Escorial (Madrid).

La «leche de los americanos» en realidad era la ayuda que ofrecía a los españoles Unicef, la agencia de ayuda a la infancia que depende de Naciones Unidas y que hoy celebra que ya lleva 50 años en España. «La festividad cuenta desde el 12 de abril de 1961, el día en que se creó la reunión Amigos de Unicef y fue entonces cuando España empezó a ser país donante», explica Consuelo Crespo, presidenta de Unicef en España. Ese año fue cuando la organización también lanzó su primera campaña de venta de tarjetas navideñas.

Zonas rurales
Pero antes de esa fecha, Unicef, como ocurría cada mañana en el colegio de El Bohodón, repartía alimentos por las zonas rurales españolas. En 1954 se firmó el primer convenio entre Unicef y el Gobierno español, que supuso la llegada de un total de 300 millones de kilos de leche en polvo entre esa fecha y el año 1968.

En los años cincuenta, la tasa de mortalidad infantil en España era de 142 niños por cada mil, y ahora es solamente de cuatro. «Unicef prestaba asistencia en el cuidado de niños prematuros, con discapacidad, nutrición a recién nacidos…», enumera Crespo. La organización llegó a tener en España cuatro fábricas para esterilizar y secar la leche.

Alberto Sáez recuerda todavía los enormes bidones con esa leche en polvo y cómo los niños de El Bohodón tenían que ir primero a la fuente a recoger el agua para luego calentarla en la estufa. Un ritual que también seguían en Melgar de Yuso (Palencia). Allí vivía Gabriel Rodríguez, que ahora tiene 56 años. «Durante un tiempo también recibimos en la escuela un trozo de queso», apunta. El queso de los americanos, el queso de bola, lo llamaban los críos.
 

Sin publicidad
En Melgar de Yuso tampoco se hablaba de quién traía los alimentos. «En esa época no había publicidad, ni propaganda, no se sabía nada de ONG y demás», explica Rodríguez. «¿Qué quién mandaba la comida? Los niños no nos preguntábamos esas cosas, y en casa tampoco decían nada», señala Rodríguez.
A principios de los setenta España dejó de necesitar la ayuda de Unicef y a partir de ese momento pasó a ser un país donante. De las 240 personas que formaron aquella primera reunión de amigos, el 12 de abril de 1961, se ha pasado a los 240.000 socios que en la actualidad tiene Unicef en España.

 

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *