Mujer

Las mujeres pueden votar y ser electas desde 1964.
Las mujeres en cargos de gobierno a nivel ministerial en 2005 es el 13,3%, y las mujeres que ocupan bancas parlamentarias en 2006 es el 16,8% de bancas.
Según el Informe sobre Desarrollo Humano de 2009 del PNUD, Suazilandia está situado en el puesto 142 de los 182 de los países analizados por el PNUD.
Según el Informe sobre Desarrollo Humano de 2007/2008 del PNUD, la brecha de ingresos estimados entre mujeres y hombres en la Suazilandia es de 0.29, situado en el puesto 140 de los 177 países analizados por el PNUD.
La población económicamente activa femenina en 2005 es del 33% de la PEA (Población Económicamente Activa: 52,5%).
La tasa de mortalidad materna es, según datos hasta 2000, de 370 mujeres por 100.000 nacidos vivos.
El 90% de las embarazadas recibe atención prenatal, y el 74% de los partos de las mujeres suazis es atendido por personal especializado (1997-2005).
El 48% de las mujeres en pareja de 15 a 49 años usan anticonceptivos (1997-2005).
A finales de 2003, se calcula que 110.000 mujeres de 19 a 45 años vivía con VIH/SIDA.
Las parejas contraen matrimonio en ceremonias tanto civiles como tradicionales, lo que complica las normas aplicadas al matrimonio, la custodia de los hijos y la herencia. La mujer, para obtener el estatus de adulto, tiene que alcanzar un previo acuerdo al matrimonio por lo civil. En el matrimonio tradicional la mujer recibe el mismo trato que un menor. El derecho civil sólo permite tener una mujer. Sin embargo, en los matrimonio tradicionales el hombre puede tener más de una esposa. Las mujeres necesitan el permiso de su marido en los asuntos financieros, para salir del país o para acceder a tierras.
Los salarios de los hombres son superiores a los salarios de las mujeres a pesar de que la ley establezca una igualdad en esta materia.
La violencia doméstica es una práctica común.
La edad mínima legal para contraer matrimonio es de 21 años, tanto para hombres como para mujeres. Las niñas de 16 y los niños de 18 pueden casarse con permiso paterno.
La naturaleza doble del sistema legal complica los derechos de la mujer. El derecho consuetudinario y las costumbres en torno al matrimonio tradicional condiciona los derechos de la mujer a la interpretación de las tradiciones.