Reseña histórica
Se cree que la zona que hoy es Ruanda fue colonizada inicialmente por los twa (grupo aborigen de cazadores-recolectores pigmeos,), seguidos de cerca por los hutu, probablemente en algún momento entre los siglos V y XI. La población mayoritaria hutu, de origen bantú, se dedicaba a la agricultura. Hacia el siglo XIV, los tutsi, pastores originarios de Etiopía que habían ido migrando a Ruanda desde el norte, conquistaron militarmente el país, centralizaron el poder en torno a un pequeño reino nuclear en la región central y establecieron una estructura económica-social semejante al feudalismo, que perduró hasta la llegada de los europeos en el siglo XIX.
A diferencia de la mayoría de los países del África subsahariana, las fronteras generales de Ruanda no fueron trazadas por las potencias europeas, sino que reflejan el estado-nación plenamente establecido que existía hasta la introducción del dominio alemán.
De 1894 a 1918, Ruanda, junto con Burundi, formó parte del África Oriental alemana. Después de que Bélgica se convirtiera en la autoridad administradora bajo el sistema de mandatos de la Sociedad de Naciones, Ruanda y Burundi formaron una sola entidad administrativa, que siguió siendo administrada como el Territorio de Ruanda-Urundi hasta el final de la administración fiduciaria belga en 1962. Para entonces, sin embargo, los dos estados habían desarrollado sistemas políticos radicalmente diferentes. Ruanda se había declarado república en enero de 1961 y había obligado a su monarca Kigeri, a exiliarse. Burundi, por su parte, conservó los rasgos formales de una monarquía constitucional hasta 1966.
Bajo el dominio belga, la hegemonía tutsi fue más gravosa que en cualquier otro momento anterior a la colonización europea. De hecho, la revolución ruandesa de finales de los años 50 tuvo sus raíces en la forma monárquica de gobierno y su sistema tradicional de estratificación basado en una «premisa de desigualdad», que lo abarcaba todo, pero, también, en los efectos de la colonización belga, que clasificaba a la población de acuerdo a su etnia y reforzaba la opresión de la minoría tutsi gobernante sobre la mayoría hutu.
La independencia y los años 60
En 1959 comenzó una revuelta campesina, que acabó transformándose en un movimiento político, cuya pretensión era el derrocamiento de la monarquía tutsi, la proclamación de una república como forma de gobierno y el acceso de los hutus a las esferas de poder, dominadas por los tutsis. El Parmehutu (Partido para la Emancipación Hutu-Parti du Mouvement de l’Emancipation du Peuple Hutu), fundado por Gregoire Kayibanda, surgió como punta de lanza de la revolución.
Muchos funcionarios y, sobre todo, los misioneros católicos belgas empezaron a dar la razón a las hutus en sus demandas y, de hecho, las autoridades fiduciarias acabaron respaldando, tácitamente, el golpe de estado (enero de 1961) en Gitarama (en el centro de Ruanda), del que surgió, por referéndum, la proclamación de la república -año y medio antes de que el país accediera a la independencia (en 1962),- y un Gobierno provisional totalmente hutu, liderado por Grégoire Kayibanda, quien fue elegido primer presidente de la Ruanda independiente en las elecciones de 1962.
Hutus y tutsis convivían en la nueva Ruanda sin llegar a enfrentamientos generalizados, y el país empezaba a progresar. Pero miles de tutsis habían huido durante la revolución (a principios de 1964, la ONU calcula que, al menos, 150.000 tutsis se encontraban en los países vecinos). Y la polarización aumentaba entre los tutsis partidarios del antiguo régimen monárquico en el exilio y los partidarios de la república, mayoritariamente hutus. En 1972, 350 000 hutus fueron asesinados en Burundi por tutsis, lo que incrementó la demanda de hutus más extremistas al Gobierno de mano dura contra la antaño clase dominante en el país.
Guerra civil (1990-1993)
Con la eliminación de los tutsis de la escena política, surgieron tensiones regionales entre los políticos hutus, ante la posición privilegiada de los políticos hutus de la región central y del sur, tanto en el partido –Parmehutu- como en el gobierno y la administración, frente a los políticos hutus del norte.
En 1973, un grupo de oficiales del ejército del norte dieron un golpe de estado , derrocaron y detuvieron al presidente Kayibanda y pusieron, en su lugar, al militar norteño Juvénal Habyarimana, quien fundó el Movimiento Republicano Nacional por la Democracia y el Desarrollo (MRND), partido conservador, único legal desde entonces del país. Estuvo 21 años en el poder, ganando las elecciones como candidato único, de 1983 y 1988 (el multipartidismo se instauró en 1991).
Hasta mediados de los años 80, el país avanzaba, con apoyo de Francia, y en un contexto de reconciliación nacional, pero la caída de los precios de materias primas (el principal producto de exportación nacional era el café), acusaciones de corrupción a políticos en el norte y reivindicaciones de los tutsis en el exilio exacerbaron el clima social y las diferencias.
La tensión entre hutus y tutsis estalló en 1990: el Frente Patriótico Ruandés (FPR), grupo rebelde formado por tutsis exiliados y sus descendientes, invadieron el país desde Uganda. A principios de 1991, se negoció un alto el fuego y en 1992 comenzaron las negociaciones entre el FPR y el Gobierno. Finalmente, en agosto de 1993, se firmó en Arusha (Tanzania) un acuerdo entre el Gobierno y el FPR, que preveía la creación de un Gobierno de transición que incluyera al FPR. Pero los hutus más extremistas de la Coalición para la defensa de la República (CDR) se opusieron a este acuerdo de paz.
Genocidio y consecuencias
El 6 de abril de 1994, un atentado contra el avión que transporta al presidente Habyarimana y a su homólogo (también hutu) de Burundi, Cyprien Ntaryamira, acabó con sus vidas. La aeronave fue impactada por un misil mientras aterrizaba en el aeropuerto de Kigali, capital de Ruanda. Esa noche, surgieron las primeras muertes. Al día siguiente, la primer ministra Agathe Uwilingiyimana, hutu moderada, fue asesinada, en circunstancias no aclaradas, por soldados incontrolados en la inmediaciones del palacio presidencial. Nunca se ha determinado de forma concluyente la identidad de la persona o el grupo que disparó contra el avión, pero sí se ha concluido que el asesinato de la primer ministra formaba parte de una campaña para eliminar a los políticos hutus y tutsis moderados, con el objetivo de crear un vacío político y permitir así la formación del gobierno interino de extremistas hutus, que se inauguró el 9 de abril.
Los medios de comunicación, y en especial la emisora Radio Mil Collines, sirvieron como instrumento oficialista al trasmitir llamados a matar a todo aquel que fuera miembro de la etnia tutsi o defendiera a éstos.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó, el 21 de abril, retirar a sus tropas del territorio, reduciendo el número de efectivos de su misión de paz en Ruanda, de 2.500 a 250 aproximadamente. La comunidad internacional dio la espalda al conflicto.
Durante los tres meses siguientes continuó la ola de caos y asesinatos masivos, en la que el ejército y los grupos de milicianos hutus conocidos como los Interahamwe («los que atacan juntos») y los Impuzamugambi («los que tienen el mismo objetivo») desempeñaron un papel fundamental. El FPR, dirigido por los tutsis, respondió reanudando su lucha y consiguió asegurar la mayor parte del país a principios de julio, derrotando al ejército nacional y a las milicias hutus.
En poco más de tres meses, 800.000 civiles, sobre todo tutsis y también hutus moderados, fueron asesinadas, al menos 250.000 mujeres fueron violadas, 95.000 niños fueron ejecutados y cerca de 400.000 quedaron huérfanos.
El 22 de junio, el Consejo de Seguridad autorizó a las fuerzas francesas a enviar una misión humanitaria, llamada la Operación Turquesa, destinada a mantener una zona de protección humanitaria en el suroeste de Ruanda.
El FPR, de mayoría tutsi, que operaba desde Uganda y el norte de Ruanda, derrotó al ejército nacional y a las milicias hutus, y en julio de 1994 estableció un Gobierno de transición. Pasteur Bizimungu, un hutu, fue nombrado presidente y Paul Kagame, un tutsi, vicepresidente.
Durante el genocidio, hasta 2.000.000 de ruandeses, tanto hutus como tutsis, huyeron, la mayoría al este de Zaire (después de 1997 llamada República Democrática del Congo); la gran mayoría regresó a Ruanda a finales de 1996 y principios de 1997. El Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR), creado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para juzgar a las decenas de miles de personas (en su mayoría hutus) que habían cometido actos de genocidio en 1994, comenzó a juzgar sus primeros casos en 1995. El número de personas a la espera de juicio era tan ingente, que en el año 2000 había todavía decenas de miles de presos esperando. En 2001, el Gobierno propuso juzgar la mayoría de los casos a través del sistema jurídico tradicional gacaca. El TPIR cerró formalmente en diciembre de 2015. El Gobierno también concedió periódicamente amnistías masivas a presos acusados de delitos menores.
A finales de marzo de 2021 se publicó un informe encargado por el presidente francés que dictaminó que “Francia contribuyó a reforzar, sin pretenderlo, el proceso genocida”. Lo hizo al asumir “una visión binaria y etnicista” de una Ruanda dividida “entre hutus y tutsis”. “Esto llevó a Francia a defender la al Gobierno de Juvénal Habyarimana [presidente de Ruanda entre 1973 y su muerte en 1994] “como si fuese un régimen representativo, por ser del pueblo mayoritario, aunque en este pueblo mayoritario hutu había opositores que no compartían la visión etnicista, que era la de la colonización belga y que fue la que condujo al genocidio” (véase entrevista en El Páis).
Conflicto regional
A finales de 1996, las fuerzas militares ruandesas entraron en el vecino Zaire (hoy, RDC) para expulsar a los extremistas hutus, que habían huido allí tras el genocidio y estaban utilizando ese país como base para lanzar ataques contra Ruanda. Frustradas por la falta de apoyo del presidente zaireño Mobutu Sese Seko a estos esfuerzos, las tropas ruandesas también intervinieron en la rebelión que tenía lugar en ese país: junto con las tropas ugandesas, prestaron un apoyo crucial al rebelde Laurent Kabila, a quien Mobutu acabó cediendo el poder en 1997. Poco más de un año después de que Kabila se convirtiera en presidente de lo que entonces se conocía como República Democrática del Congo, Ruanda volvió a alegar su frustración con el Gobierno de ese país por la cuestión de los extremistas hutus y prestó apoyo a las facciones rebeldes que intentaban derrocar a Kabila. Debido al número de países africanos que intervinieron en la guerra civil del Congo para apoyar a Kabila o a los rebeldes, el conflicto fue calificado como la «primera guerra mundial de África». Ruanda se enfrentó a muchas críticas internacionales por su participación en la guerra, incluida la suspensión de la ayuda exterior. Tras muchos intentos de resolución, en 2002 se alcanzó un acuerdo de paz que preveía la retirada de las tropas ruandesas del Congo a cambio del desarme y la repatriación de los rebeldes extremistas hutus del Congo.
En 2010, un informe de la ONU sobre las violaciones de los derechos humanos ocurridas en el vecino Congo durante el conflicto de 1993-2003 provocó un gran revuelo en varios de los países citados en el documento, entre ellos Ruanda. Algunas de las conclusiones del informe, que se filtraron al público en agosto, afirmaban que decenas de miles de hutus del Congo fueron asesinados por las fuerzas ruandesas en 1996-97. Las autoridades ruandesas negaron las acusaciones. También amenazaron con retirar las tropas del país que sirven en la Misión de Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz en la RDC (la mayor operación de NNUU en el mundo), si ésta procedía a publicar el informe.
Finalmente, la ONU acordó posponer la publicación del informe para dar a Ruanda -así como a otros países mencionados en el borrador- la oportunidad de comentar las acusaciones contenidas en el informe y de que sus respuestas se incluyeran en la publicación final, que salió a la luz en octubre de 2010. Otros informes de la ONU, publicados en 2012, indicaban que el país había estado ayudando a los insurgentes que luchaban actualmente en el este de la RDC; Ruanda volvió a negar las acusaciones expuestas en los informes.
Tras el genocidio
Ruanda celebró sus primeras elecciones locales en 1999. Y el 25 de agosto de 2003, sus primeras elecciones presidenciales desde el genocidio de 1994. Paul Kagame, del Frente Patriótico Ruandés-FPR, se alzó con la victoria con el 95% de los votos. En las elecciones parlamentarias del 30 de septiembre también de 2003, el FPR – en coalición con otros cuatro partidos- consiguió 40 de los 53 escaños y el 73,8 de los sufragios.
En 2006, el gobierno ruandés llevó a cabo una importante reorganización administrativa, sustituyendo las anteriores 12 prefecturas por 5 provincias multiétnicas más grandes, con el fin de promover el reparto de poder y reducir los conflictos étnicos.
Los esfuerzos de recuperación económica se vieron favorecidos en 2006, cuando el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional concedieron un importante alivio de la deuda, y en 2007, cuando Ruanda entró en la Comunidad de África Oriental, un bloque regional de comercio y desarrollo
Paul Kagame fue reelegido en 2010 por un período de siete años, en medio de un clima de represión y violencia. En 2013 se celebraron elecciones legislativas, que arrojaron de nuevo unos resultados contundentes a favor de la coalición gobernante. Sin embargo, se registraron denuncias de obstáculos al libre ejercicio de la actividad política por parte de los partidos de la oposición, muchos de los cuales ni siquiera están inscritos. En 2015, se aprobó en referéndum una reforma de la Constitución, reduciendo el mandato presidencial de 7 a 5 años, con posibilidad de una única reelección. Sin embargo, la reforma constitucional introdujo una cláusula de transición (de otros nuevos 7 años), que permitía al presidente Kagame volverse a presentar en el 2017, para un nuevo mandato de 7 años y luego a dos mandatos de cinco años en 2024 y 2029.
Las elecciones presidenciales del 04 de agosto de 2017 llevaron a la tercera reelección del presidente Kagame con un 98,79%, consolidando la hegemonía en el poder del Frente Patriótico Ruandés (RPF). El Gobierno fue nombrado el 30 de agosto de 2017 y está liderado por el primer ministro Ngirente (independiente) -economista que fue asesor del Director del BM en Washington-, de marcado perfil técnico (fuentes: Britannica, Ministerio de Asuntos Exteriores de España, Worldfactbook)
Geografía
Ruanda es un Estado de África central, en la región de los grandes lagos. Limita al norte con Uganda, al este con Tanzania, al sur con Burundi y al oeste con la República Democrática del Congo. La mayor parte del territorio lo constituyen altiplanos, cuya altitud media oscila entre 1200 y 2000 m. Al oeste, descienden abruptamente hasta la prolongación de la fosa del Rift Valley, mientras que al este, descienden suavemente hacia una vasta región de tierras bajas lacustres. En el oeste, se alza sobre los altiplanos una cadena montañosa, cuya orientación general es de norte a sur, y cuya altitud media es de 3 500 m. Al norte, se une al macizo de Virunga, compuesto por una serie de volcanes, cuya cima más alta (Karisimbi, 4 507 m) es la altura máxima del país.
El manto vegetal originario, modificado profundamente por la actividad agrícola, está compuesto por selva tropical en el macizo de Virunga y por abundantes papiros en las zonas pantanosas del Este. En el resto del territorio predomina la sabana herbácea.
El sistema hidrográfico es tributario del Nilo y la mayoría de los ríos, entre los que destaca el Kagera, que delimita la frontera con Tanzania, nacen en la zona montañosa occidental. Entre las áreas lacustres destaca el lago Kivu, tributario del Congo. En la zona oriental abundan los lagos, pertenecientes a la cuenca del Kagera, así como ciénagas y áreas pantanosas. Al norte del macizo de Virunga se encuentran otras áreas lacustres endorréicas (fuente: Ministerio de Asuntos Exteriores de España)
Clima
A pesar de estar situado en el ecuador, el clima predominante es, a causa de la altitud, templado. La elevación explica las temperaturas generalmente suaves de Ruanda, con una media de 21 °C durante todo el año en Kigali, por ejemplo, en las tierras altas del interior. Sin embargo, hay variaciones significativas entre la región de los volcanes en el noroeste, donde las fuertes lluvias van acompañadas de temperaturas medias más bajas, y las tierras altas interiores, más cálidas y secas. La precipitación media anual en estas últimas es de unos 1.140 mm, que se concentra en dos estaciones de lluvias (aproximadamente, de febrero a mayo y de octubre a diciembre).