Cinco meses de hambruna en el Cuerno de África

El 20 de julio de este año la ONU declaró la primera hambruna del siglo XXI en dos regiones de Somalia. Una semana después se publicaban datos que alertaban de la necesidad de ayuda urgente para que más de 10 millones de africanos no murieran de hambre. La lista de países preocupantemente afectados se ampliaba: además de Somalia, era alarmante la situación de Kenia, Etiopía y Djibuti. Es decir, el denominado cuerno de África.

 

Hoy, cinco meses después, la situación continúa siendo preocupante. Si bien se ha rebajado la cifra de personas en riesgo de muerte inminente por inanición, que ha pasado de 750.000 a 250.000, las perspectivas de futuro con las que cuentan no son nada alentadoras. Además de la sequía,que afecta de modo evidente a los medios de vida de miles de africanos para poder comer, existen otras causas que influyen de manera irrevocable en la crisis alimentaria cuyo epicentro se encuentra en Somalia.

Causas de la hambruna

La más grave tiene que ver con el conflicto armado entre el Gobierno de Transición somalí y los rebeldes islamistas de Al Shabaab, una red afín a Al Qaeda, que comenzó en los años 90 y que cada día se recrudece, y deja indefensas y sin recursos a miles de personas en su país. En los últimos años Kenia y Etiopía se han implicado en este conflicto, por lo que su población y sus fronteras también se han visto afectadas.

 

La ofensiva de la milicia keniata en octubre ha agravado la situación paupérrima en la que se encuentran los refugiados de Dadaab, en la frontera entre Kenia y Somalia. Allí secuestraron a dos cooperantes españolas de Médicos Sin Fronteras hace apenas dos meses. Una situación controvertida y complicada que afecta a la entrega de la ayuda humanitaria en la zona, tal y como declaró la secretaria general adjunta para Asuntos Humanitarios de la ONU, Valerie Amos, a finales de noviembre: "una interrupción de los esfuerzos humanitarios en esa región podría socavar el frágil progreso alcanzado este año y traer la hambruna nuevamente a varias áreas del país".

Soluciones

Las consecuencias inmediatas, tanto de los conflictos armados como de la demoledora sequía que asedia a esta región, tienen que ver con la pérdida de una parte o la totalidad de sus medios de subsistencia. Según explica el portavoz de Intermón Oxfam Francisco Yermo: "la población más afectada ha sido la relacionada con los ganaderos nómadas, los pequeños agricultores y el negocio de intercambio de pequeñas explotaciones tanto de ámbito interno como interregional".

 

También las deplorables condiciones higiénicas en las que viven, sumadas a la carencia de agua potable, agravan la desnutrición y la aparición de enfermedades que muchos de los afectados sufren. Una situación que se corrobora al atender al testimonio de la madre del pequeño Moussa, recogido por Acción Contra el Hambre en Djibuti. Moussa es un bebé de 10 meses con una circunferencia branquial de menos de 11 centímetros, que padece una aguda desnutrición: "Puede que mi hijo esté desnutrido por culpa de otras enfermedades; acaba de salir del hospital donde durante una semana recibió tratamiento para diarrea y vómito. Las condiciones de higiene son lamentables. No tenemos agua corriente ni letrinas. Estamos obligados a defecar por la noche en las calles. Además, no tengo agua corriente."

 

Ambas ONG coinciden en que las medidas más urgentes pasan por asegurar el acceso de la ayuda humanitaria a las zonas más castigadas por la hambruna, la miseria y las enfermedades evitables. Aunque para conseguir que no vuelva a declararse un riesgo inminente de muerte por inanición en esta zona, es imprescindible tomar medidas que sean efectivas a medio y largo plazo. Desde Acción Contra el Hambre están convencidos de que: "Más allá de la respuesta a la emergencia, es fundamental apoyar a las comunidades pastorales que desean involucrarse en los huertos, privilegiando respuestas duraderas tales como las semillas resistentes a la falta de agua, sistemas de riego por goteo o recogida del agua de lluvia. Nuestro primer objetivo debe ser asegurar que los beneficiarios vuelvan a ser autónomos y autosuficientes cuanto antes."

 

El portavoz de Intermón, opina que es vital tomar medidas para que la sequía no afecte de manera tan decisiva en el futuro de los keniatas, somalíes o etíopes. Yermo considera que "los Gobiernos y los donantes internacionales han ido acumulando experiencia de años anteriores respecto a la gestión de la sequía; tienen mayor visión de futuro a la hora de elaborar propuestas. Pero también sería de gran ayuda que los gobiernos de Kenia y Etiopía contaran con programas más felixibles en casos de crisis. Cambiar las medidas que habían previsto para adaptarlas a la situación climática se podría traducir en una respuesta rápida e inmediata gracias a la que evitar muertes derivadas de la tardanza en la atención a los necesitados."

 

Vía | El Mundo

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *